LLUVIA —¡No soy tuya! —empujé a Elder pero fue imposible que se inmutara. No me gustaba que me tratara como si fuera un objeto. —Amara, no trates de resistirte. Eres mía, punto. —se aleja de mí y se dirige por un pasillo. Lo sigo sintiendo rabia dentro de mi. Era la cocina. —Elder, estoy hablando en serio, necesito que me lleves de vuelta al colegio. —Hay lluvia, ya te dije que no se puede. —Esto me parece muy extraño —caminé de un lado a otro— Hasta parece que el clima y tú se pusieron de acuerdo. Se ríe mientras saca algo de la refri. Es un tarro lleno de jugo. —¿Quieres? —me pregunta. —Lo que quiero es que me lleves a mi casa. —¿A tu casa o al colegio? Me había confundido. —Al colegio —me llevé una mano a la cabeza— Por favor, no sé por qué me tienes aquí, no sé