Al día siguiente, en el hospital de Londres Narrador - ¿Qué tanto haces? – dijo asustándolo, mientras él estaba sentado en una banca del parque que rodeaba la cafetería del hospital durante el receso, mirando atentamente el móvil y con un vaso de café ya casi vacío en la mano opuesta a la que sostenía al aparato – - ¡Kate! – dijo luego de unos segundos, levantando la mirada y acomodándose las gafas con la misma mano que pasaba unas fotos en el móvil - ¡Me asustaste! – agregó, fingiendo una sonrisa – - Pfff… ni que fuera un muerto ja ja ja – él la miró sin comprender - ¡Vale! – dijo abriendo los brazos a los lados – Si fuera un c*****r no te asustaría, ya lo sé. ¿Puedo sentarme aquí? El sonrió, esta vez sin fingir, pues normalmente esa clase de chistes malo