Capítulo 25

1125 Palabras

Pero no se trataba de Marta. La mujer que tenía frente a mi era Isabel, y mi rostro repleto de ira cambió a uno lleno de felicidad de un segundo a otro. Aunque este también duró muy poco, al darme cuenta de que ella no estaba feliz. De hecho, Isabel venía con la cabeza baja y ni siquiera me miró cuando le abrí la puerta. ¿Qué hacía aquí? ¿Qué le estaba pasando? No tenía idea, pero en ese momento agradecí no haber cedido ante la tentación de Marta. Lo único que esperaba, era que no se hubiesen encontrado en el elevador, aunque era cierto que no se habían visto nunca… ¿Qué demonios era entonces lo que le pasaba a Isabel? Y justo cuando iba a decirle que pasara, se echó a mis brazos y dio rienda suelta a un llanto que parecía no tener punto final. Entré aferrado a ella en un fuerte abraz

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