Isabel Había bebido bastante en el cumpleaños de Kate, y se suponía que él todavía más como para volver a elegir escapar de nuestra realidad si así lo deseábamos. Pero al ver que todo en aquel lugar estaba preparado para volver a jugar al pasado a intentar curar la herida de haberse ido hace más de dos años, comprendí que su borrachera no era real. Era evidente que había tenido la ayuda de Kate. Y no puedo negar que todo fue fascinante. Aun repetir como un ritual aquella noche, fue fascinante. Pero sobre todo fue fascinante abrir los ojos esa mañana sin pensar en el reloj, y sintiendo que mi corazón ni siquiera saltaba atemorizado dentro de mi, porque mi piel le estaba contando con la más grande emoción que le era posible, que estaba sintiendo las yemas de los dedos de Marco recorrerla