Desgraciadamente los buenos momentos no duran para siempre, en algún momento tuvieron que volver a la realidad. El trabajo se había atrasado gracias a sus mimos y uno tras otro momento de pasión.
Sara había vuelto a su lugar de trabajo y Johann al suyo. Era lo bastante tarde ya, ambos estaban agotados.
— ¿Ya estás lista? — le pregunto Johann saliendo de su oficina. Sara lo miro y le regaló una tierna sonrisa.
— Si, estaba arreglando un par de detalles en un informe, pero se encuentra listo. — Johann se acercó a ella y le ofreció su brazo como todo un caballero.
— Eso quiere decir entonces que estamos listos, vamos señorita. — Sara se acercó y tomo el brazo que le ofrecía Johann, encantada.
— Vamos. — respondió ella con una gran sonrisa en el rostro.
El día se había tornado lluvioso,
