Era evidente, Johann no quería parecer un desesperado, le dio su tiempo y espacio, pero al ver que no daba ninguna señal, decidió dar el primer paso, llamar a Sara.
Gladys había entrado en su oficina, sabía que su madre quería respuestas, no solo sobre Sara sino también sobre Joshua, no hacía mucho tiempo había aparecido y ya le había arruinado cada uno de sus días, de espaldas a su madre, mirando por el gran ventanal de su oficina, solo se quedo ahí.
— Bien, imagino que las cosas con tu diamante van mejorando... — dijo su madre rompiendo el silencio.
— Su nombre es Sara, acaba de pedirme que nos veamos... — respondió sin girarse. — por cierto, buenas tardes madre. — dijo al tiempo que se volteaba para acercarse a su madre, se sentó en el mullido sillón que había ordenado no hacía mucho
