Los meses pasaron y con el tiempo fui sanando, aún no podía caminar. Pero al menos podía mover mis brazos y demás articulaciones. La principal afectada fue mi cadera, ya que caí acostada. Mis piernas estaban sanando, me habían retirado los yesos y poco a poco podría volver a caminar. Solo que debía hacer mucha terapia, todos los meses que había pasado en el hospital, estaba recibiendo terapia psicológica también, la psicóloga era especialista en maltrato a la mujer. Me sentía mucho mejor espiritualmente, a pesar de saber que no podría caminar por mucho tiempo. Me sentía sana, fuerte y feliz. Logré entender el punto de la vida de una manera diferente, entendí que primero debía amarme a mí antes de querer o intentar a amar a alguien más. La terapeuta también me enseñó la importancia de s
Escanee el código QR para descargar y leer innumerables historias gratis y libros actualizados a diario


