Piso 1, suite 5. Mantuve mi mano en el aire varios minutos, meditando si realmente había sido la mejor decisión ir a hablar con él. Si… estaba pensando en huir. Definitivamente no tenía coraje para hablar con él y tenía miedo, a pesar de creer que se lo merecía, de ser muy dura con él. Pero como sucedió aquella tarde en que jugaba con JR. y apareció a mis espaldas a saludar a la desconocida que “jugaba con SU hijo”, lo hizo de nuevo. - ¿Qué haces aquí? (preguntó abriendo la puerta justo cuando me había dado la vuelta para volver a la casa)… - Yo… Volteé, pero la sonrisa esperanzadora que se había dibujado en su rostro al verme allí, me había dejado sin habla. Si... nuevamente, como cada día desde hacía 20 años y hasta el día en que todo acabó… había quedado