Sofía La mañana siguiente comenzamos a apurar los detalles de la boda. Realmente, además de la emoción que sentía por la boda, estar concentrada 100% en ella me hacía olvidarme de los recientes acontecimientos de mi vida. Quise que Mateo eligiera el lugar donde nos casaríamos, así que aproveché a tocar el tema uno de los tantos días libres que tuvo y donde fugamos en el barco a algún mar perdido. Esa vez, solos, por insistencia de Carlota… - Por qué no puedo saber? (poniendo cara de puchero durante el desayuno en una cabaña) - Porque es de mala suerte que el novio sepa… - ¿Deberé esperar hasta la boda? (asentí con la cabeza). ¡¡No es justo!! (cruzándose de brazos). - Jajajaja - ¿¿De qué te ríes?? (levantándose y haciéndome cosquillas)