Me desperté en la media noche, pero no estaba allí. Asustada y pensando que todo había sido un sueño, me senté en la cama. Estaba desesperada… no podía ser posible que… Mi corazón se calmó. Allí estaba él… recostado sobre el pórtico de la puerta del baño, a oscuras, apenas alumbrado por la luz de la luna que entraba por la ventana de la ducha que aun goteaba, dejando en evidencia, que acababa de bañarse… Luego de corroborar que apenas eran las 3 de la mañana, me dediqué a contemplar su silueta… no se dio cuenta, estaba muy concentrado en quien sabe que pensamientos… sus perfectos labios lucían mejor que nunca en la penumbra, invitándome a probarlos una vez más… mis labios me lo pedían a gritos… mi cuerpo necesitaba ser recorrido de nuevo por ellos. Pero era evidente que él iba a esperar