Lo miré, estaba sonrojado. Le di un beso en la mejilla y corrí a abrazarla. Lloramos, pero era necesario. Tenía que perdonarla a pesar de que ella nunca tuvo el coraje de hacer lo que yo hice… de liberarse de sus ataduras… - Amor… tu madre irá a denunciar a tu padre e lunes… - ¿De verdad? - Mateo me ha hecho entender algunas cosas… - Te amo. (besándolo) ¡¡Gracias!! - ¡¡Quiero que seas feliz (me abrazó) y que ella disfrute también de su nieto!! Por cierto… ¡¡mamá!! (volteó a llamarla)… aquí está… (lo tomó en brazos)… ¡¡ven con la otra abuela!! (sonrió, mientras nuestro hijo la miraba algo extrañado) - No… yo…. (dudando, cuando Mateo se lo iba a dar para que lo cargara) - Mamá, por favor…(dije casi a punto de llorar) -