Sofía - ¡Por fin apareces! (gritándome desde su posición en el coche, ya para partir) - Déjame en paz! (dije indiferente, subiéndome al coche) - ¿Qué te pasa? (tomándome del brazo y mirándome con enojo)…. Estás muy rara hoy… (lo ignoré)… ¡háblame! (lo miré, con odio…) muy bien… ya entiendo… ese bastardo te recuerda al tuyo… (sonrió irónico) - ¿Cómo puedes hablar así del hijo de tu amigo? - Precisamente por eso… es el hijo de mi amigo (comencé a reírme) de qué demonios te ríes? (sacudiéndome con violencia) - ¿Sabes que te pasa? (sonreí acariciándole las mejillas y mirándolo fijamente, como no lo hacía desde que nos casamos…) - ¿Qué? (mirándome extrañado por mi repentino ataque de ternura hacia él…) - ¡Le tien