Continuamos caminando entre la multitud, pero mi mente está lejos de la emoción que debería sentir por la reunión con Christopher y Alycia. Cada paso que doy, la imagen de la mujer se repite en mi mente. ¿Por qué no puedo sacarla de mi cabeza? ¿Qué quiere de mí?
—¿Te encuentras bien? —Noah me pregunta de nuevo, su tono es dulce pero preocupado.
—Sí, solo un poco distraída —respondo, intentando sonreír, pero no puedo evitar que la preocupación se asome a mis ojos.
Al llegar al restaurante, la atmósfera bulliciosa y el aroma de la comida parecen calmarme un poco. Christopher y Alycia ya están sentados en una mesa, al vernos nos sonríen.
—¡Hola, pareja! —saluda Christopher, levantando su copa—. ¡Qué bueno verlos!
Nos sentamos y rápidamente la conversación se centra en la casa. Alycia
