Cuando Morgan despertó, Sirhan ya no estaba, en su lugar, solo estaba Elois mirándola fijamente.
—Te dejó rendida he, ¿Estas bien?.
Morgan asintió. —¿Dónde esta él?.
—Ya se fueron.
—¿Él miró a su hija?.
—No quiso hacerlo.
Morgan asintió. —¿Y Zeida?.
—Esta durmiendo, es una beb*e muy tranquila, en serio Morgan, ¿Estas bien?.
Morgan sentía un poco de dolor en la entrepierna, pero no era nada tan grave.
—Estoy bien, solo necesito bañarme y juntar mis cosas.
—¿Por qué?.
—Me voy esta misma tarde.
—¿Hablas en serio?.
—Si, así es.
—¿Pero qué te dijo el rey?, ¿Él esta de acuerdo?.
—Si, por supuesto—Mintió Morgan y se apresuró a meterse al baño. Su cruda realidad la golpeo de nuevo, aquí no había sirvientas que calentaran el agua para ella, o una tina siempre lista para recibirla,
