Una enfermera diariamente me sacaba sangre para la recuperación de Adam y ya que yo no quería verlo era mejor así, para mantenerme de pie no solamente tenía que cazar si no también debía beber sangre de Nick, estaba yendo seguido a la academia y había presentado alguna que otra demostración para acallar algunos rumores de que la princesa no poseía ningún poder, mi lugar favorito en la academia seguía siendo el jardín de aquella donde solía revivir a algunas Bellas flores que morían sin explicación alguna, quizá nadie las cuidaba o simplemente morían de tristeza por que ellas también debían sentirse amadas.
Unas manos cubrieron mis ojos mientras yo acariciaba las suaves hojas de una flor, no le di importancia a aquellas manos y decidí esperar a que dijera algo.
— ¿Quién soy? — dijo la voz
