Me pongo la gorra y me dirijo al coche. Hoy estoy completamente cansado y lo único que quiero es acostarme. Miro mi teléfono y veo que Lía no me ha enviado ningún mensaje. Junto mis labios en una fina línea y me monto en el coche. Pasarme por el bar no está en mis planes hoy, por lo que pongo rumbo a casa, pero no a la mía. Aparco frente a su bloque de pisos y me bajo. Me quito la gorra y la sostengo en mi mano. Ni siquiera sé si está trabajando o no. La puerta del portal está abierta y aprovecho para entrar y subir a su planta. Me pongo frente a la puerta y toco el timbre. Espero un poco a que abra y cuando decido irme, una Lía en albornoz y el pelo mojado aparece detrás. Su rímel está corrido y sonrío de lado. — Hola —saludo. — Hola. No iba a abrirte. — ¿Y por qué lo has he