Maldita sea la hora en que me pareció buena idea decirle a Masha que iría al club de lectura; aunque realmente nunca me ha parecido buena idea, simplemente quería intentar integrarme en la familia de Mark, pero no lo estaba consiguiendo. Me encuentro sentada en un sillón, al lado de una señora con el pelo canoso y joyas de incalculable valor. Es elegante, mucho, todas lo son y sonríen con tanta amabilidad que sé que se tienen que poner verde a las espaldas. Yo no voy vestida como ellas, mi atuendo es normal. Básicamente, visto con jeans y jerséis, aunque hoy llevo una camisa burdeos para intentar ir un poco más arreglada. No ha funcionado. La manera en la que la madre de Mark me mira es… Hostil, como si nunca hiciera nada bien. No me quiere allí y no me quiere con su hijo, pero está haci

