Me despierto sobresaltada y sudando de nuevo. Tengo algo en mi frente y noto como Mark le da la vuelta. Llevo mi mano a mi frente y él aparta sus dedos para que yo toque el paño húmedo que me ha puesto. — ¿Qué hora es? —Le pregunto con voz ronca. — Son las tres de la mañana —responde. La noche más larga de mi vida. Quiero que llegue mañana y levantarme con energía, pero sé que eso no va a suceder porque estoy perdiendo la voz poco a poco, cada vez puedo respirar menos y la garganta me duele como el infierno. He estado tosiendo días anteriores sí, y no me he sentido con muchas ganas de nada, pero no pensé que llegaría a esto. Me quedé dormida mientras él me leía un libro que yo le había recomendado hacía unos meses. Ni siquiera sabía que lo estaba leyendo. ¿Es que acaso le qu

