No sé si estoy decepcionada con él, por dejarme plantada, o conmigo misma por creer que yo era más importante que su trabajo. Pude llegar a entender que estaba un poco jodido con todo esto de coger las riendas de la empresa. Jodido y ocupado, pero esto ya se pasa de castaño oscuro. Llevo un bonito vestido a pesar del frío que hace fuera y llevo horas esperando. Horas en las que me he quitado los zapatos altos de tacón, los largos pendientes y he abierto una botella de vino. Son las dos de la mañana y no sé absolutamente nada de él porque su móvil está apagado o fuera de cobertura. Quiero llorar por la decepción, pero también tengo ganas de coger mi maleta e irme. El anillo en mi dedo hace que me quede porque quizás hay una explicación para todo esto, quizás todo lo que esté pasando acabe

