Al día siguiente, alrededor de las 6 de la mañana, yo ya me encontraba listo para irme a mi trabajo. Shelly aún se bañaba, así que para esperarla y despedirme de ella, yo estaba disfrutando de un delicioso café caliente. Recordé que Shelly me había pedido la noche anterior que a partir de ese día ya no la llevara a su trabajo, pues ella quería ir por sus propios medios, y eso me gustaba. Pero en esos momentos, el timbre de la puerta de mi apartamento sonó. Fui a abrir la puerta y ahí estaba James, parado con una caja de regalo, su abrigo n***o de lana y una suave bufanda de cuadros rojos. Lo miré con sorpresa y le pregunté la razón por la que se presentaba a mi puerta. MICHAEL: Gracias por el regalo James, no era necesario… Pero, ¿qué haces aquí?... aunque creo que ya lo imaginé… JAMES