Michael la esperaba en su auto, y traía a su pequeña hermanita también. Al verla acercarse, se dieron cuenta de que Shelly estaba muy feliz y hablando, aparentemente sola. —¿Con quién habla hermanito? No lo entiendo... ¿Está feliz o ya la hemos perdido? ¡Jijiji! —bromeó la pequeña. —¡Jajaja! No digas eso... Creo que atrás vienen sus compañeros... creo... —dudo Michael. Y, efectivamente, atrás venían sus compañeros, pero ella no hablaba con ellos. Se notó cuando ellos se despidieron de ella, y después, ella continuaba hablando, haciéndose preguntas y contestándose a sí misma. Pronto, Shelly llegó al auto de Michael y saludó con alegría. —Hola Michael... ¡Hola Betty! ¡Veniste! ¡Ven acá, dame un abrazo! —¡Sí! Vine porque vivirás con nosotros... ¿verdad? Ya nos veremos mucho... —dijo Be

