Me pesan tanto mis ojos, que abrirlos cuesta demasiado trabajo, la luz comienza a hacerse presente, pero me molesta de tal forma que me lleva a cerrarlos otra vez y luego hacer un nuevo intento por mirar a mi alrededor —¡mi amor! — escucho su voz que se entremezcla con los beep que se escucha de fondo, y de pronto siento su mano tomando la mía, pero duele —mi amor, dime que estas bien— continua diciendo y con lo poco que consigo ver, me doy cuenta que ella se inclina hacia mi y me da un tierno beso.
—¿Estas bien? ¿los niños? — es lo primero que pregunto con dificultad y puedo sentir como cada parte de mi cuerpo me duele.
—Estamos bien, ellos están bien… deja de preocuparte por todos, dime por favor como te sientes— me pide y al poder verla un poco mejor, me doy cuenta de que esta secando
