CAPÍTULO 10: Muy Can

2095 Palabras
Registrada en SAFE CREATIVE  Bajo el código: 2110259628684 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Afortunadamente al salir del edificio Sira pasó desapercibida porque nadie tiene idea de que ella era la asistente de Can sin embargo, sabía que pronto todo ese anonimato pasaría a segundo plano cuando la gente empezara a preguntarse ¿quién era esa Sira Zas que había cambiado a Can Marín? ―¿Cómo ves?, ¿le dejamos el mismo tono de cabello? ― le dijo Can a Omar y ambos vieron a Sira. ―¿De qué hablan? ― preguntó de inmediato. ―Pues del exclusive makeover que tendrás― habla Can emocionado haciendo que Sira se vea en el espejo retrovisor del auto y se revise bien el rostro. ―¿Qué tiene de malo mi aspecto? ― habló un poco indignada. ―Ehhhhhh….― hizo Can mientras la veía de pies a la cabeza ―no es muy Can. ―¿Muy Can? ―Eres linda, lo admito, pero para ser “Muy Can” debes ser, ¡guau! No me lo tomes a mal pero ahora eres novia de una celebridad, nena. Sira le dio un ligero manotazo sobre el brazo― primera regla Can, no soy nena, soy Sira y segundo, no tengo dinero para un exclusive makeover, así que déjate de tonterías. ―Jamás dije que lo pagarás tú, lo pagaré yo, sin costo extra y sin ni reducción de sueldo y quedarás “Muy Can”, ne… Sira. ―Muy cansada es lo que quedaré ― respondió Sira y Can comenzó a reírse a carcajadas. ―¡Ay Sira!, no cabe duda que eres la mejor. Ahora vamos a tu exclusive makeover para que quedes lista antes de salir a las cámaras o que la gente te descubra en r************* . ―Estas de suerte, porque yo no tengo r************* así que tardarán mucho rato en encontrarme―habló ella muy orgullosa de la respuesta que le había dado. Can negó con la cabeza ― a partir de hoy tendrás r************* . Ahí la gente se enterará de nuestra relación. Tomaremos fotos juntos, videos, uno que otro comunicado. ―¡Basta de comunicados Can!, ahora llévame a ese makeover y terminemos con esto rápido, que tengo mucho trabajo y tú deberías estar aprendiendo tus líneas para la próxima audición. ―Hay tiempo para todo… ¡chofer!, ya sabe dónde― le indicó al hombre que manejaba. ―¡Entendido señor Marín! El resto del camino Sira y Can fueron en silencio. Ella se iba preguntando si había sido buena idea aceptar todo este circo sólo por ver a Sara revolcándose de celos y muriendo de envidia, mientras ella recibía un makeover “Muy Can” y pasaba de asistente a novia de famoso. Cuando estaba a punto de voltear a decirle que no, el móvil de Sira sonó y al ver el nombre sonrío. SARA ALEMÁN ¿DEBE SER BROMA NO?, TÚ Y CAN MARÍN ¡NOVIOS! AY POR FAVOR DÉJAME REIRME A CARCAJADAS. Sira leyó el mensaje y supo que entre esas inocentes líneas de burla se escondía una gran envidia. Así que simplemente no le respondió porque supo que no era el momento. Además, “la espera” era lo peor que le podías hacer a Sara, odiaba que la gente la dejara en visto o la ignorara por largos periodos de tiempo. El auto se paró en frente de un edificio que parecía era un exclusivo salón de belleza que, tan sólo entraron, Sira supo que podía pagar la renta de su pequeño departamento por seis meses con sólo el costo de un tratamiento para el cabello. La canción que decía you’re so sexy, sexy, sexy sonaba en el fondo y Can comenzó a bailar. Sira volteó a verlo de reojo y trató de no reírse, ¿a caso este hombre no tenía pudor alguno? ¡Can! Se escuchó a lo lejos y de pronto de las escaleras bajo un hombre alto, delgado, de barba perfectamente arreglada y vestido completamente de n***o. Can, se acercó a él y le saludó. ―¡Pierre!, gusto en verte. ―Gusto en verte a ti querido… ¿a caso vienes de nuevo a que te depile el área del bikini? ― preguntó haciendo que Sira se ahogara con su propia saliva y comenzara a toser de la impresión. Ambos se quedaron viéndola mientras la asistente trataba de controlarse ―No, en realidad es para ella― y respondió Can.  ―¡Oh!, bien… ―Pierre se acercó a Sira que ya había controlado la tos y le dijo― Madame, tenemos de todo tipo, bikini, bikini francés, brasileña 1,2 y 3, figuras de corazón, diamante o círculo y el favorito de muchos… pista de aterrizaje. ―No, no, no… ― interrumpió Can al ver que Sira se había sonrojado por completo― quiero que le hagas un extreme makeover… cabello, uñas, maquillaje, cejas etc… ―¿Seguro sólo eso?, porque creo que puede estar algo bushy― murmuró la última palabra. ―¡Me voy! ― respondió Sira y se dio la vuelta para caminar hacia la entrada. Can corrió hacia ella y de nuevo le bloqueó la entrada ― No, no, Sira, espera no te vayas― la tomó de los hombros y ambos se vieron a los ojos ― no creo que esté bushy. ―¡Can! ―Es broma, es broma… él lo dijo de broma. Es una falta de respeto y se lo diré pero por favor ya habías dicho que si… venga, te juro que ya no habrá comentarios incómodos y esas cosas y además te llevaré de compras y así… Sira tomó un respiro tan profundo que Can respiró con ella porque sentía que le faltaba el aire. Ella sabía que ya no había marcha atrás así que respondió― me vengaré con tu tarjeta de crédito. ―Sí, nos vengaremos…― respondió y luego volteó a Sira para que quedara frente a Pierre ―¡Pierre!, haz lo tuyo. Así, Sira pasó a una de las sillas del salón y sin darse cuenta tres personas más se acercaron a ella para atenderla. Can se sentó en uno de los sofás mientras tomaba una copa de champaña y observaba cómo a su supuesta novia le hacían el cambio de look de su vida. Ella estaba preocupada porque la frase “Muy Can”, la llevaba a pensar que le teñiría el cabello de rubio, le pondría uñas postizas y posiblemente hasta colágeno en los labios. ―No te pongas nerviosa ― interrumpió él sus pensamientos mientras su cabello estaba envuelto en papel aluminio. Sira lo vio a través del espejo y él le sonrío ― te prometo que te verás genial. Sira sonrío levemente para después dejarse llevar por la ola de personas que estaban a su alrededor moviéndose como una danza de esas antiguas. Le hicieron las manos, los pies, la maquillaron y finalmente revelaron su nuevo look frente al espejo haciéndola sonreír. Se veía hermosa. Pierre, le había hecho ondas en el cabello largo y un fleco que cubría perfectamente su frente enmarcando su rostro. Ahora el color de su cabello era café rojizo y su maquillaje era sencillo pero muy bonito. Las uñas de sus manos estaban pintadas de forma tan exquisita, al igual que la de los pies que le daban un aspecto muy fino. Can Marín se acercó a ella y tocó las puntas de su cabello acomodándolo sobre los hombros. ―Te ves “muy Can” ―murmuró provocando que Sira esquivara su mirada, esa que era tan penetrante que la ponía nerviosa a veces. Luego, la tomó de la mano y le dio una vuelta para que luciera la ropa que se había puesto hoy― no tienes mal gusto en ropa así que dejaré que tú la escojas― le comentó. ―Gracias― dijo ella bajito y sin poder evitarlo le abrazó. De pronto Can Marín, le había dado a Sira ese empujón de autoestima que hace años atrás había perdido bajo la sobra de Sara Alemán. Can la abrazó con fuerza, sintiendo el delicioso aroma del perfume de Sira y sonrío. A pesar de todo lo que Sira podía pensar sobre su misma, él sabía que tenía mucho potencial y no sólo para fingir una relación con él si no para ser, incluso, más grande que Sara. ―Ahora vamos a que te vengues con mi tarjeta de crédito― murmuró él separándose de Sira ya que el tiempo que habían estado abrazados había sido bastante prolongado. ―Vale, vamos― respondió ella. Sira y Can salieron por una puerta aledaña a la principal y caminaron por los pasillos que conectaban con el exclusivo centro comercial. Para su fortuna, en éste no había tanta gente por lo que su anonimato seguía intocable. Entre Prada, Dolce & Gabbana, Dior y otras marcas, Sira no sabía cuál escoger, a ella se le hacía exagerado vestirse de esa manera, pensaba que con el cambio de look y una que otra ropa decente de H&M podría lograrlo. ―Bueno, a todo esto― le dijo mientras se cambiaba de ropa dentro de un cambiador―¿qué se supone que hago? ―¿Cómo? ― preguntó Can desde afuera. ―Sí Can, ¿cuál es mi profesión? O ¿dirás que te enamoraste de tu asistente? ―Así es… ― respondió Can como si nada― le da un toque más “awwww” y está de moda eso de que los artistas se enamoren de su personal. Sira, dentro del vestidor se río bajito, en verdad Can no tenía nada de filtro pero a la vez le agradecía que fuera sincero con ella.  ―¿Entonces? ― inquirió viéndose cómo lucía ese hermoso vestido blanco frente al espejo. ―Inventaremos una historia de amor, de esas películas tipo de Jennifer López, así que escoge “Maid in Manhattan” o “The wedding planner” ― bromeó. Sira salió del vestidor ―¿qué te parece? Can enseguida sonrío y alzó una de las cejas expresando su sorpresa, Sira se veía hermosa, sofisticada y bastante elegante― ¡Guau! ― expresó él encantado. ―¿Guau?, ¿en serio? ―Sí, te ves justo como una novia de Can Marín ― respondió mientras ella se veía frente al espejo y se acomodaba el vestido que aún no podía creer que costara lo que ella ganaban en cuatro meses o más. ―¿Seguro? , mira de verdad, yo prefiero ropa de H&M o si no te gusta de Zara, además va más adecuado a mi papel de asistente. Créeme, ningún asistente viste Chanel. ―Pero es algo que te quiero regalar querida Sira, a nadie le cae mal un vestido Chanel de vez en cuándo ¿o sí? Sira sonrío y luego se volteó para ver a Can a los ojos ― ¿qué te parece si decimos que nos enamoramos a primera vista? ― le sugirió. ―OK― respondió Can un poco nervioso― te escucho. Sira arregló el cuello de su camisa―Podemos decir que te sentías solo y triste en aquella lujosa habitación de hotel. Falto de esperanza y deseando que alguien te comprendiera y te salvara de ti mismo, preguntándote ¿habrá alguien que pueda amar de verdad a Can Marín? ― relató Sira viéndolo a los ojos ― de pronto, entré por la puerta. Nuestras miradas se cruzaron y tú me sonreíste ampliamente mientras tu corazón latía tan fuerte que no lo podías controlar, así que te dijiste a ti mismo “Ella, ella puede amar a Can Marín”, entonces, me tomaste entre sus brazos, me viste a los ojos y me dijiste “Tú, tú serás mi hogar” Can fijó su mirada a la de Sira y sonrío ― ves, te dije que eras ideal para este papel, Can Marín nunca se equivoca. Ahora querida, porque tu no eres “nena”, ¿quieres voltear y darle a Sara Alemán el coraje de su vida? ―Entonces Sira volteó y observó que varios paparazzi lo esperaban a fuera de la tienda ansioso de una exclusiva. Can se acercó a Sira, la tomó de la cintura y la abrazó pegándola a su cuerpo y mientras olía su cabello le murmuró ―estás lista para este gran engaño y te juro que todos caerán y sin decir nada más se separó para darle un beso ligero sobre los labios.
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