ALEX Llevo los tres últimos meses esperando este momento. He dudado demasiado, más de lo que me gustaría admitir, y, sin embargo, ahora que estoy con ella solo puedo pensar lo bien que me siento. Cualquier rastro de dudas que haya podido tener en este tiempo no existe estando a su lado. Me moría de ganas de verla, aunque la he visto muy a menudo por las videollamadas, pero la pantalla de mi teléfono no hace justicia a lo mucho que me gusta verla en persona y distinguir con claridad el tono pálido de su piel o los destellos rápidos de sus ojos. —Y esta es la residencia —dice. Levanto la mirada. El edificio parece renovado, casi nuevo. Está lleno de chicas y algún tío por ahí rondando. Imaginarme a Maya caminando del baño a su cuarto solo en toalla y con estos capullos mirándola... Hace