El hombre que acababa de pasar la puerta era mucho más sexy que el de la película. Era increíblemente sexy, con un carácter fuerte que se notaba a kilómetros… tanto, que noté que mis mejillas estaban cada vez más coloradas y que mi mente estaba más ocupada en recorrerlo de pies a cabeza una y otra vez, lo cual era bastante difícil por su altura, y en desnudarlo completamente con la mirada… que en escuchar la felicidad de Dante por cobrar venganza… Debía tener poco más de treinta años y por lo menos alcanzar el metro noventa de estatura. Traía un perfecto traje n***o de diseñador, bastante ajustado, que hacía resaltar los músculos de sus brazos y su perfecto trasero, según pude ver cuando avanzó lentamente hacia el escritorio del jefe para pararse a su lado, mientras me miraba fijamente co