Al cabo de más de un mes, más allá de todo, podía decir que la relación con Dante Ricci había mejorado. Ya no era como antes cuando confiaba plenamente en mí y me consultaba las decisiones más importantes para la empresa, pero al menos, sentía que no me perseguía tanto. Pero claro… al fin y al cabo, ya estaba bajo sus ojos las 24 horas del día y, si bien era consciente de que mantenía contacto bastante constante con los chicos y con mis amigas en Milán, era feliz sabiendo que me tenía bajo su estricto control y sobre todo, que no podía viajar a verles. Pero al menos yo sentía, y en parte me conformaba, con que volviera a tener al menos un poquito de la confianza que tenía en mí antes del incidente que tuvo con su hijo, y con que hubiera vuelto a confiarme algunos secretos y a consultarme