OWEN
- ¿Qué opinas? – pregunta mi padre observándome a través de la pantalla mientras leo en mi iPad la documentación que me envió para que revisara.
Este es mi último año en la universidad antes que deba decidir qué camino tomar, si iniciar un posgrado, tomarme un año sabático o ponerme frente al conglomerado Sinclair. Por esto mis padres desde hace algunos meses me han estado involucrando en asuntos de la empresa para que me familiarice.
- La propuesta es muy buena – comento observando esos ojos grises tan iguales a los míos. – sin embargo, siento que perderíamos la esencia de hacer algo especial…
Mi bisabuelo Viktor Sinclair creo una tradición, los diamantes son la fuente principal de ingresos para nuestra familia, en ocasiones la naturaleza demuestra que es la mejor de las artistas, para los Sinclair estas muestras se reflejan en diamantes raros y únicos diamantes, Viktor Sinclair se enamoró de una maravillosa mujer como lo fue Antonella Sinclair quien fue el centro de su vida. mientras estuvo frente al conglomerado Sinclair todo diamante raro que era encontrado en las minas lo uso en la creación de joyas únicas que le regalaba a su esposa, luego mi abuelo y padre continuaron la misma tradición, ellos mismos crearon las joyas. Joyas únicas porque solo las Sinclair poseen.
Hace una semana uno de los directivos de la empresa propuso crear una joyería que sea propia del conglomerado Sinclair ya que muchas de las joyas familiares son verdaderas obras de arte.
- El diseño y creación de las joyas es algo especial para nuestra familia – explico a lo que él asiente con la cabeza – recuerda lo que ustedes nos enseñaron, hay cosas en la vida que tienen precio y otras que tienen valor.
- Me llenas de orgullo – habla mi madre entrando en escena sonriente
- Yo deseo hacer lo mismo que el abuelo y tu si algún día encuentro a la mujer con quien compartir mi vida – hablo tomando una pelota lanzándola antes de volverla a tomar.
- ¿conociste a alguien? – pregunta mi madre haciéndome sonreír mientras observo mi celular destruido.
- Aún estoy muy joven para pensar en eso – respondo haciendo que me observe molesta.
- ¿tus hermanos? – pregunta mi padre mientras mi madre se sienta en su regazo, desvió la mirada al reloj observando la hora.
- Oliver debe estar en la cafetería, Luckyan en la piscina e Irisa en una reunión de su fraternidad para los nuevos miembros – respondo lanzando de nuevo la pelota.
- ¿Por qué estás en tu habitación? – pregunta de nuevo mi madre observándome con ternura.
- No tenía muchas ganas – respondo a lo que ella enarca una ceja confundida – quería adelantar algunos pendientes y estudiar las propuestas que papá me envió.
- ¿seguro? – pregunta un poco preocupada
- No te preocupes madre – digo sonriéndole - ¿Qué haremos para acción de gracia?
Pregunto cambiando el tema haciendo que ella me empiece a contar sobre los preparativos para la cena en el conglomerado y la cena dela familia. Me cuenta que vendrán a casa mis tíos y primos. Hablamos durante un rato más hasta que terminamos la llamada, una vez cuelgo me acuesto sobre la cama encendiendo el televisor buscando algo que ver, elijo una película en la que me concentro hasta que la puerta de mi habitación y al ver de quienes se trata ruedo los ojos.
- Por qué no se van mucho a la mierda – digo acomodándome mientras Irisa se acuesta a mi lado, Oliver enciende las luces y Luckyan se sienta en el sofá que hay junto a la ventana. – quiero dormir
- ¿estas enfermo? – pregunta mi hermana tocándome la frente – desde que entraste a la universidad jamás te quedaste una noche en tu habitación.
- Tenía algunas cosas que revisar – respondo apoyando un brazo tras mi cabeza observándolos - ¿Qué pasa?
- ¿A que no adivinas con quien estuve hace un rato en la piscina? – pregunta Luckyan travieso
- ¿Adivina de quien es el número que tengo aquí? – pregunta mi hermana enseñándome su celular, ruedo los ojos mientras ellos sonríen.
- Faltas tu – señalo a mi gemelo que enarca una ceja
- Mi adivinanza no va a gustarte mucho – responde recostándose en la pared cruzándose de brazos – adivina a quien vi subiéndose al auto de cierto maestro…
- ¿Qué? – pregunto sentándome de golpe - ¿no que estaba contigo? – pregunto a Luckyan que asiente con la cabeza.
- Si te gusta yo te recomiendo que lo olvides – habla mi hermano haciéndome enarcar una ceja – a ella le gusta otra persona y al parecer es un maestro – un cojín atraviesa la habitación dándole en el rostro a Luckyan y es Irisa quien lo lanzo. - ¿Qué? Solo digo la verdad.
- ¿enserio Luck? – pregunta mi hermana haciéndome sonreír.
- Debo admitir que ella es genial – comenta mi hermano – pero está fuera de tu alcance.
- Dame tu celular – ordena mi hermana haciéndome reír - ¿Qué?
- Tengo que ir a comprar uno – comento divertido señalando mi escritorio, Oliver se acerca tomando el móvil completamente destruido.
- ¿Qué sucedió?
- Viorica – respondo sonriendo
- ¿Qué le hiciste? – pregunta mi gemelo haciéndome sonreír mientras recuerdo el día que la conocí.
- Destruí el suyo – respondo ganándome un golpe de parte de mi hermana.
- Eres un idiota – hablan mis hermanos al unísono haciéndome sonreír.
- Dame tu celular – pido a Irisa que me lo entrega, busco entre sus contactos el nombre de Viorica.
- ¿cuñada? – pregunto viendo que la guardo como Viori cuñada.
- Creí que se convertiría en tu novia, pero supongo que eso no sucederá – se encoge de hombros mientras yo le doy a llamar, pero no contesta - ¿vamos a cenar?
- Por qué no pedimos y terminamos de ver la película – habla Luckyan a lo que todos asentimos – mañana podemos ir a cenar donde quieras – dice al ver como nuestra hermana hace un puchero al estar en desacuerdo.
- Quiero unas papas fritas con queso cheddar y bacon – habla mientras yo continúo marcando el número de Viorica, pero esta no contesta – también quiero una malteada triple de chocolate y un mcflurry de caramelo con extra de kit kat.
Un rato después luego de muchas llamadas desisto concentrándome en el tiempo que comparto con mis hermanos hasta que Irisa se queda dormida, por lo que la cubro con una manta dejando que duerma conmigo mientras Luckyan y Oliver se van a sus habitaciones.
A la mañana siguiente me levanto cambiándome para ir a correr, mi hermana se queja por lo que la cubro para que continúe durmiendo. Al bajar a la concina me sirvo un poco de zumo de naranja justo cuando mi hermano Luckyan aparece frente a mi extendiéndome sus audífonos de diadema.
- Supongo que tenemos el mismo gusto musical – dice haciéndome sonreír mientras la tomo – disfruta de tu carrera.
Salgo de la casa estirándome antes de reproducir la música, pero antes de iniciar cambio de opinión dirigiéndome al gimnasio. Al llegar al lugar los ojos de todos los presentes se posan en mi a medida que camino hasta la zona de las caminadoras. Mis hermanos y yo estamos acostumbrados al ser el centro de atención cuando llegamos a cualquier lugar, por lo que ignoro a todo aquel que me observa sumergiéndome en mi propia burbuja hasta que por el rabillo del ojo capto un movimiento haciéndome detener observando a la rubia que me observa coqueta, me quito los audífonos
- Buenos días Owen – habla Siena Belfort con una sugerente sonrisa.
- ¿lo hacemos mejor? – pregunto bajándome de la caminadora acercándome a ella que se muerde el labio inferior dándome una respuesta.
Paso por su lado caminando hasta el vestidor de hombres donde la siento entrar tras de mi lo que me hace sonreír. Mientras la embisto fuerte contra la pared a mi mente viene cierta castaña que no hace más que colarse en mis pensamientos cuando no debería hacerlo, cuando yo no debería permitirlo.
- Te invito a desayunar – habla Siena cuando terminamos, la tomo del mentón haciendo que me observe a los ojos.
- Sabes cómo funciona – sonrio sin una pizca de culpa al ver su expresión de decepción, sin más la dejo en el vestidor saliendo del gimnasio.
Vuelvo a ponerme la diadema aislándome de todo mientras vuelvo caminando a la fraternidad donde al entrar a mi habitación me doy una ducha, una vez listo salgo de la habitación encontrándome con algunos de los miembros de la fraternidad que me recuerdan del partido que tendremos en la noche a lo que yo asiento con la cabeza poniéndome un abrigo y tomando las llaves de una de las motos de mi hermana.
Camino hasta la Sigma Kappa entrando al garaje donde tomo un casco n***o antes de ir a mi moto favorita de las seis que mi hermana tiene aquí. Me subo en esta encendiéndola saliendo rápidamente de allí. Conduzco con cuidado por el campus hasta que algo llama mi atención lo que me hace detener.
- Buenos días - saludo a Viorica que levanta la mirada, subo la visera del casco para que sepa que soy yo.
- Linda moto – dice haciéndome sonreír mientras llevo una de mis manos a mi pecho.
- Eso me ha herido el ego – hablo a lo que ella rueda los ojos – ¿quieres acompañarme por un teléfono nuevo?
- ¿Me dejas conducir? – pregunta acercándose con una pizca de emoción en los ojos. me quito el casco extendiéndoselo al igual que la mano para tomar su mochila – ¿enserio?
- Si es el precio para que me des tu opinión sobre el color del teléfono, por mi está bien – me encojo de hombros antes de correrme dejándole espacio para que suba – ven aquí – palmeo el asiento de cuero, noto que esta por dar un paso hacia mí, pero se detiene observándome.
- Tengo clase – responde sin más alejándose de mí, la observo y mientras lo hago me siento un completo imbécil.
Jamás me he esforzado por tener la atención de una chica, nunca me ha importado. Nací siendo guapo, inteligente y millonario no tengo por qué estar rogando por atención cuando hay chicas que se mueren por que me las folle. Con eso en mente me acomodo de nuevo en la moto antes de ponerme el casco y saliendo del campus.