Alessandro.
Hace una hora fui a comprar un vestido, zapatos y ropa interior para ella. También pagué la cuenta del hospital, me siento a esperar y una de las cosas de las cuales carezco es de paciencia. La enfermera que me ayudó sale de la habitación.
—¡Señorita, dígame! ¿Cómo se encuentra ella?
—Ya despertó, su novia está hablando con la doctora en este momento. Espere aquí por más información, señor.
—Se lo agradezco, señorita.
Me siento tan aliviado, al menos está consciente.
Veo la hora en mi reloj, son casi las dos de la tarde.
—¡El novio de Raven Braus!
Me levanto rápidamente y me acerco a la mujer.
—Soy yo, doctora.
—No debe preocuparse, es un ataque normal de la porfiria, pasa cuando el paciente recibe emociones fuertes y negativas. Y el líquido entre sus piernas no es solo sangre, es una mezcla de varios líquidos derivados a su enfermedad. Que continúe su tratamiento con normalidad, no debe estar triste, estresada o recibir noticias fuertes, le di el alta, pueden irse a casa.
—Se lo agradezco, doctora.
—Puede entrar a la habitación, fue un placer.
—Gracias.
Entro rápidamente a la habitación y ella no me mira, aún está muy pálida.
—Raven, fui al centro comercial más cercano y te compré esto, todo es de color rosa. ¿Quieres que te ayude a cambiarte?
Sus ojos se llenan de lágrimas.
—Raven, yo...
Alguien entra a la habitación.
—Lo lamento, no sabía que tenías compañía, Raven.
—No se preocupe, señora María.
—¿Es tu pareja?
—No, no es nadie, solo un conocido que me ayudo.
—Te compré un vestido, zapatos y ropa interior, mi niña.
—Te lo agradezco, María.
—Debo irme, mi niña, debo continuar con mi trabajo.
—María, por favor, te pido que no le digas a mis padres de esto.
—No lo haré, lo prometo.
La mujer besa su frente y después sale de la habitación.
Raven intenta levantarse, pero no puede.
—Espera, yo te ayudaré.
—¡No, no quiero, no me toques! No ayudes a una porquería como yo, lárgate de la habitación, quiero cambiarme.
Ella se levanta y camina lentamente al baño. Salgo de la habitación y espero afuera. Más tarde, ella sale y camina con dificultad.
—¡Mujer necia, deja que te cargue!
—¡No me toques!
Salimos del hospital y nos encontramos afuera con la misma mujer.
—Te llamé un taxi como me lo pediste, linda.
—Gracias, María. Espero que algún día puedas volver a casa, eres como una tía para mí.
—Los tres años que trabaje en su casa fueron increíbles, tus padres son los mejores jefes del mundo, pero debía mudarme para estar con mi hija, mi niña.
—Lo sé, debo irme, te lo agradezco.
—Cuídate mi niña.
La mujer entra al hospital y Raven está a punto de subir al taxi.
—¡Espera, hablemos! No actúes como una chiquilla malcriada.
—Te amo, pero me haces daño, Alessandro. Te dejaré ir, espero de todo corazón que seas feliz, y tira mis maletas a la basura. Son porquería como tú me llamaste hace algunas horas.
—¡Solo así, me dejas ir!
—Eso es lo que querías, ¿no?
Ella sube al taxi y se marcha.
¡Maldita sea!
Subo a mi auto y me dirijo a casa.
Raven.
El taxi me deja en mi casa y bajo con cuidado. Me duele la cabeza, hace un año que no tenía un ataque de estos. Entro a mi habitación y me dejo caer sobre la cama, tomo mi celular y hago una llamada a la chef Adela, no quiero que vaya a la casa de Alessandro. Así que cancele la clase de este día.
Dejo mi celular a un lado y cierro los ojos, dormiré algunas horas, para cuando mis padres estén en casa ya me encontraré mejor.
—¡Cariño, Raven!
—¡Vampira, despierta!
Despierto y veo a mis padres, ya es de noche.
—¡¿Qué hora es?!
—Son las seis y media, cariño.
—Lo siento, me quede dormida.
—¿Te cansaste mucho en la clase?
—Un poco, papá.
—No te preocupes, linda. Es normal, te acostumbrarás, mi vampira.
—Tu padre y yo haremos la cena, duerme un poco más.
—Gracias, los amo.
Ellos salen de mi habitación, me siento al borde de la cama y reviso mi celular. Al encender la pantalla veo tres llamadas perdidas de Alessandro y algunos mensajes.
Mientras borro mi historial de llamadas y estoy a punto de borrar su número, él llama otra vez. No quiero contestar, tengo la tentación de hacerlo, pero debo aceptar que no me ama y nunca lo hará.
Dejo el celular cargando y bajo a la cocina para hablar con mis padres, me siento y los miro cocinar. Ellos me platican sobre su día y después mamá me pregunta sobre lo que aprendí en la clase, soy una mala hija por mentirles a los mejores padres del mundo.
Después de la cena voy a mi habitación, le dije a mis padres que quería dormir un poco más. El tiempo pasa rápidamente hasta llegar las 12 y no puedo dormir.
Mi celular suena, quizás sea Cassie. Al mirar la pantalla me siento triste, es Alessandro. Quiero contestar, pero solo me hace daño.
Estoy a punto de apagar mi celular cuando me llega un mensaje.
"Estoy afuera, tocaré a tu puerta si no sales y hablamos".
Me levanto rápidamente y miro desde mi ventana. Puedo ver su auto desde aquí, me siento feliz, pero debo controlarme.
Voy a la habitación de mis padres y ellos se encuentran profundamente dormidos, deben estar muy agotados. Bajo rápidamente por las escaleras y paso por la sala hasta llegar a la puerta. Abro y Alessandro se encuentra en la puerta.
Lo tomo de la mano y lo llevo a mi habitación, al entrar cierro la puerta con el seguro.
—¿Qué crees que haces? No terminaste de insultarme, Alessandro.
Él me toma de la cintura y me pega a su cuerpo, puedo sentir su elección palpitar, me besa sin siquiera dejarme respirar. Lo empujó con ambas manos.
—¿Solo vienes por sexo, verdad? ¿Por qué disfrutas hacerme sufrir?
—Raven, pregúntame como estoy.
—¿Para qué?
—¡Solo hazlo!
—¿Cómo estás, Alessandro?
—Me encuentro muy bien, Raven.
Rápidamente, recuerdo lo que le dije la segunda vez que hicimos el amor.
Flashback.
—¿Cuál es tu sueño, mi amor?
—Qué desaparezcas de mi vida y me dejes en paz.
—El mío es que tú me llames por mi nombre, y que cuando llegue a tu casa me respondas cuando te saludo y te pregunto, ¿cómo estás? Cuando tú lo hagas, sabré que me has extrañado y estás feliz de verme. Esperaré ansiosa por ese día, mi amor.
Fin del flashback.
Él me sonríe.
—¿Entonces me extrañaste?
Él asiente, acaricia mi rostro y me besa como si no hubiera un mañana. Me siento tan feliz en este momento, siento que es un sueño.