Culpable.

1144 Palabras
Raven. Ayer por la noche tuve una pijamada increíble con mis mejores amigas, fue tan increíble como en las vacaciones. Damla y Cassie estudian en la universidad que está a media hora y sus vidas son ocupadas, sin embargo, cuando tenemos tiempo lo aprovechamos al máximo. Mis padres fueron junto conmigo esta mañana y hablaron con la chef, todo salió justo como lo planeé. Mis padres piensan que estaré en la academia de cocina mientras estoy con Alessandro. Cassie se encuentra en la universidad y no puede llevarme a casa de Alessandro. Me aplicó un poco de perfume, más tarde, bajo con mis dos maletas. Llevo lo suficiente para estar en casa de mi amor. Son las diez de la mañana, estaré en casa de Alessandro a las once en punto. ¡Me siento tan feliz! Llamo un Uber y espero. Quince minutos después el Uber se encuentra afuera esperando por mí. Salgo de casa y el chófer me ayuda a subir mis dos maletas. Le daré una sorpresa a mi amor, ya que él me esperaba hasta en la noche. Alessandro. Son casi las once, ayer me quedé trabajando toda la noche. No podía dormir, mis pensamientos eran invadidos, por... no importa. Por esa razón, decidí trabajar y ocupar mi mente en otra cosa. Mi garganta se siente seca, llamo a Hasél y ella no aparece, ¿dónde se habrá metido esta mujer? Me levanto y voy hacia la puerta, cuando abro Hasél choca conmigo y se tropieza. La ayudo a levantarse, pero no puede. Este viejo truco ya me lo sé. —¿Qué pasa contigo? —Lo siento, señor. Estaba en la cocina y escuché que me llamó, vine corriendo. Por favor, perdóneme. Ella chilla de dolor al intentar levantarse, es una buena actriz. La cargo y bajo con ella, al llegar al último escalón miro a Raven, ella acaba de entrar con la llave que le di el otro día y me mira a punto de llorar. Solo esto me faltaba, qué está puta niña me haga un berrinche de celos. —¿Ella es su hermana menor, señor Tamar? —¡Yo soy su...! —No, no es nadie, ignórala. Llamaré un doctor, espera aquí. La dejo sobre el sofá y voy a mi oficina por mi celular. Segundos después ella entra detrás de mí. —¿Quién es ella? ¿Por qué le dijiste que no soy nadie? —¿Qué haces aquí tan temprano? —Vine para estar contigo, mi amor. —Pensé que vendrías solo en la noche a que te follara. —No me importa el sexo, yo te amo a ti y solo me importas tú. —¡A mí solo me importa el sexo! —¿Por qué me gritas y estás tan molesto? Yo pensé que sentías algo por mí. —Solo fui un poco amable para evitar estás escenas los días que te quedarías aquí, niña tonta. —¡Cuando mi corazón late más fuerte por ti y pienso que se está recuperando, vienes y lo rompes una vez más! Yo hago todo lo posible para que estemos juntos, Alessandro. »Soborne a una chef con cien mil dólares, para qué hablará con mis padres. Ellos piensan que yo estoy estudiando gastronomía en este momento, hago todo esto porque te amo, ¿cómo es que no lo valoras? ¿Acaso nunca seré lo suficientemente buena para ti? —Yo no te pedí nada de lo que hiciste, ¿a caso no te hago correrte mientras cogemos? Eso es lo único que siempre te daré, puedes quedarte y aceptarlo o largarte a donde te plazca. Me estás hartando, Raven. —¡Yo también me estoy cansando! Hago todo, pero nada es suficiente, Alessandro. Estoy a punto de salir de mi oficina. —Deberías de aprovechar, porque ya me estás aburriendo, y cuando lo hagas, no me servirás ni para follarte y te votaré como la porquería que eres. Ella cae de rodillas al piso mientras llora. Esas lágrimas que ella derrama son las mismas que su padre me hizo derramar a los diez años. Debo admitir que me deje llevar estos días, mis planes no han cambiado, todo sigue como antes. Bajo y llamó al doctor, Hasél aún se encuentra en el sofá. —Señor, no me quiero meter, pero lo escuché discutir con su novia, le pido disculpas, yo no sabía que era su mujer. Si quiere hablo con ella y me disculpo. —No, no lo hagas, cierra la boca. Intente ser amable contigo porque eres joven, pero vaya que eres una mujer inútil. No limpias bien y tu comida es horrible, eres una maldita buena para nada y te metes en mis problemas personales. —¡No me falte el respeto porque se peleó con su novia! Yo no tengo la culpa, es un idiota. ¡Debería de buscar a una mujer de su edad! —¿Crees que soy imbécil, mujer fácil? Detesto a las de tu tipo, te seguí la corriente para ver tus límites. Sé que no estás lastimada. —¡Renuncio! Ella se levanta y se va muy molesta, sabía que ese solo era un truco barato para fingir y seducirme. Subo a la habitación las dos maletas de esa niña, ¿cuánto planea quedarse? Son maletas grandes y pesadas. Cuando las dejo en su habitación me dirijo a mi oficina, aún debe estar llorando. Mientras abro la puerta le hablo. —¡No tengo tiempo para es...! ¡Raven! Ella está en el piso acostada, sangra por la boca y también por su intimidad. Su vestido blanco está lleno de sangre, su rostro está pálido y su cuerpo tiembla. —¡Raven! La tomo en mis brazos y la llevo al auto, la estiro sobre el asiento de atrás y subo al auto rápidamente. Conduzco lo más rápido que puedo hasta llegar al hospital. Cargo a Raven y una enfermera sale a mi encuentro. —¡¿Qué tiene la chica?! —¡Sufre una enfermedad, no recuerdo el nombre! —¡Una camilla! —grita la mujer. La traen y acuesto a Raven sobre ella. Entro junto a ella sin separarme, las enfermeras corren y le colocan oxígeno. —¿Cuál es su relación con la paciente? —Mi novia. —Lo siento, no puede pasar, espere aquí. Me siento y espero por dos largas horas. No puedo controlarme, salgo por un momento y golpeó el volante del auto con todas mis fuerzas. Mis lágrimas resbalan por mis mejillas, desde el día que escapé de ese orfanato me prometí no volver a llorar y lo había cumplido hasta ahora. ¡Mierda! No pude proteger a un pobre conejito y ahora no pude protegerla a ella. Aunque si tuviera que culpar a alguien de esto, el único culpable soy yo. Si algo le pasa yo...
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