Solo es por placer.

2166 Palabras
Alessandro. Los días pasaron sin darnos cuenta y cada segundo, minuto y hora se acercaba a nuestra despedida. Sé que ella vendrá en la noche, sin embargo, esa idea no me agrada, no es lo mismo. Ella se irá hoy en la noche, no puedo trabajar, en mi mente solo se encuentra esto. Son las once y media de la mañana, ella debe estar preparando el almuerzo. Dejaré mi trabajo y aprovecharé cada minuto. Salgo de mi oficina, me la encuentro en el camino, se ve muy agitada y preocupada, tiene su equipaje listo. —¡Mi amor, debo irme! Mis padres ya están en casa y Cassie está afuera esperando por mí. —¿Quieres que te acompañe? —No, no te preocupes, te amo y nos vemos mañana en la noche, el almuerzo está listo. Cuando tengas hambre caliéntalo. —¿Mañana en la noche? —Es que mis padres me llamaron y planearon una cena juntos y noche de películas por el tiempo que estuvimos separados, vendré mañana por la noche, lo prometo. Dame tu número, aún no lo tengo. Le doy mi número de celular y ella se ve feliz. —¡Qué emoción! Tengo tu número, te enviaré un mensaje por la noche. —Está bien, nos vemos. Ella se acerca y me abraza, después me besa. Estamos así por mucho tiempo, no quiero soltar sus labios. —¡Alessandro, mi amor! Debo irme, te amo. —Cuídate, Raven. Ella se va y una vez más me siento como antes, miro a todos lados y la mansión es igual de fría y sin vida como antes. Raven. —¡Hola, bebé! Mira tu rostro, ¿mucho sexo? —No preguntes, vamos a casa. Durante el camino, Cassie no para de hacer preguntas. —Amiga, no seas malita, dime. —¡Hicimos el amor en cada parte de la mansión! ¡Fue increíble, no tengo palabras para describirlo! Sé que aún no me lo dice, pero estoy segura de que siente algo por mí, además me llama por mi nombre. —¡¿De verdad?! Eso es increíble, Raven, es un avance, bueno, lo digo porque es un hombre frío. —Lo sé, pero lo amo y sé que por dentro solo es un hombre de buenos sentimientos. —Me alegra que seas feliz, amiga. Cassie y yo platicamos por todo el camino hasta llegar a casa. Cuando llegamos mis padres se encuentran en la entrada. Cassie saluda a mis padres desde el auto y después se va a su casa. —¡Mi vampira, hermosa! —¡Papá, te extrañé! —¿Y qué hay para mí? —¡Lo siento, mamá! Los extrañé a ambos. —Vamos adentro, quiero que preparemos juntos el almuerzo y platicamos, Raven. —Me parece bien, mamá. —Dame tu equipaje, vampira. —Gracias, papá. Entramos a casa y nos dirigimos a la cocina, me siento y ayudo a mis padres con el almuerzo. Todo es increíble, me siento mal por mentirles, ellos son los mejores padres del mundo. Al terminar nos sentamos a comer. —Cariño, tenemos una buena noticia para ti. —¿De qué se trata, mamá? —Tu padre y yo decidimos optar por un nuevo horario de trabajo, no es correcto que te quedes sola por las noches. No queremos que pienses que el trabajo está primero, siempre eres tu primero, cariño. —Lo sé, mamá, no se preocupen. —Por supuesto que nos preocupamos, por esa razón decidimos trabajar solo durante el día, vendremos a casa a las seis y prepararemos juntos la cena. Debo fingir que no me duele en este momento, ¿qué voy a hacer? A esa hora voy a casa de Alessandro. —¡Es increíble, mamá! —Hoy nos quedaremos toda la tarde, pero mañana estaremos en casa a las seis, vampira. Asiento mientras sonrió, debo pensar en algo. Necesito ir a mi habitación y pensar. —¿Puedo retirarme? Comí algo durante el camino con Cassie. —Está bien, linda. Descansa un poco. —Provecho. Me retiro de la mesa. Subo por las escaleras rápidamente hasta llegar a mi habitación, me dejó caer sobre la cama y pienso una y otra vez lo que podría hacer. ¡Lo tengo, esto es perfecto! Necesito a mi hermana confidente para esto. —¡Hola, Cassie! —¿Para qué me llamas? —No seas amargada, amiga. —¡No me llames así! Yo no soy como la amargas de Damla. —Por cierto, ¿cómo está Damla? —En la universidad, me llamo hace algunos minutos. Quiere que hagamos una pijamada esta noche, tenemos tiempo sin pasar un momento juntas. Bueno, al grano, ¿qué quieres, Raven? Le explico a detalle a Cassie, ella acepta. —Raven, sabes que todo lo hago por tu felicidad, pero me siento preocupada, ¿qué le diré a tus padres cuando se enteren? —No tienen que saberlo, yo misma se los diré en su momento, no te preocupes. —Espero que así sea, porque no solo tus padres, también los míos se molestarán. —¡No te preocupes, solo ven y dile a mamá que saldremos, por favor, Cassie! —¡Ya voy! Ella cuelga y me siento feliz, dejo el celular sobre la cama y busco en mi portátil. Necesito encontrar una institución para aprender gastronomía. ¡Bingo! Encontré una, copio su número en mi celular y llamó. —Buenas tardes, me gustaría obtener más información con respecto al curso de gastronomía. —Buenas tardes, soy el chef encargada y maestra del curso, más bien es como un taller, ya que dura dos años y entregamos un título al terminar. Sabemos que una carrera de gastronomía puede durar entre tres a cuatro años, pero nosotros creemos que no es necesario tanto tiempo y hacemos que nuestros alumnos hagan el mismo proceso en la mitad del tiempo. —Lo entiendo, sin embargo, me gustaría hablar en persona con usted, ¿podría darme la dirección de la institución? —Por supuesto, se la daré. Busco en mi escritorio papel y un bolígrafo. Anotó la dirección, después me despido y cuelgo. Mamá toca a mi puerta, arranco el papel y lo guardo en mi bolsillo. —¡Hija, necesito hablar contigo! Abro la puerta. —¿Qué pasa, mamá? —Cassie me dijo que tienen una cita en un spa, ¿eso es verdad? —Sí, lo es, es un lugar increíble, por eso hicimos la reservación antes del viaje. —Está bien, pueden ir, pero quiero que te apliques bastante protección solar y tomes tu medicamento. —Lo haré, mamá. —Date prisa, Cassie te espera abajo. Me cambio de ropa y tomo en un bolso cien mil dólares. Sé que es el dinero que guarde de la caja fuerte el día que uno de los hombros de Alessandro vino por los documentos, pero no puedo devolverlo. Bajo y me despido de mis padres, subo al auto con Cassie y me siento tranquila. —¿A dónde vamos, Raven? —Está es la dirección, Cassie. —Sé en donde es. Cassie me lleva a la academia de gastronomía. —¿Quieres que te acompañe, Raven? —No te preocupes, lo haré sola. —¿Crees que podrás sobornarla? —Sí, te juro que podré, amiga. Volveré lo antes posible. Bajo del auto y veo el edificio por fuera, tiene seis pisos y es increíble. Al entrar veo a una mujer joven en la recepción. —Buenas tardes, ¿a qué piso se dirige? —Al piso de gastronomía. —Es el piso cinco, señorita. —Se lo agradezco. Subo por el ascensor, al llegar al piso cinco camino un poco y llego al lugar, es un salón enorme con muchas cocinas y bodegas. Una mujer de cabello n***o de unos cuarenta años me mira. —¡Buenas tardes! ¿Pase por favor? —Me pide. —Buenas tareas, se lo agradezco. Me siento frente a ella. —Fui yo la persona con la que habló hace media hora, pedí información. —Lo imaginé, solo nos queda un cupo, ¿quiere tomarlo? —Sí, pero antes tengo una pregunta, ¿tienen chefs para enseñar en casa? —Usted quiere a alguien para chef particular para que le enseñe en casa. —Sí, así es, pero quiero estar registrada en esta academia, como si las clases las recibiera aquí. —Señorita, no la entiendo. Me levanto y le doy vuelta a mi bolso. —Hablemos claro, son cien mil dólares, son todos suyos si me ayuda. Necesito pasar tiempo con una persona en especial y no quiero que mis padres se enteren por ahora. Mi padre me cuida mucho, vendrá y hablará con usted cuando le diga del curso, quiero inscribirme y que usted le afirme que estaré aquí. »Aunque tendré uno de sus profesores, quiero que me enseñen, pero en casa de esa persona que le comente. Leí en Internet que solo son tres horas de clases, ¿eso es correcto? —Sí, las clases son de una a cuatro de la tarde. —Yo solo quiero dos horas de clases, ¿tenemos un trato? —Espere un momento. La mujer llama a alguien. —Anna, necesito que me traigas una inscripción rápido, y llames a Adela, la necesito en este momento. La mujer guarda el dinero en un cajón de su escritorio. La misma mujer que me atendió abajo, entra a la sala. —Aquí tiene, chef. Una inscripción, por cierto, es la última. —Gracias, Anna, puedes retirarte. —Le daré un catálogo para que sus padres lo vean y tiene que llenar esta ficha para mañana, puede traerla cuando venga con sus padres. —Está bien. —¡¿Me mando a llamar, chef?! Una mujer de la misma edad entra a la habitación. —Señorita, le presento a la chef Adela. Ella le impartirá las clases en su casa. —Es un gusto, chef Adela, mi nombre es Raven. —Es un placer, señorita Podría darme la dirección de su domicilio y la hora, me encuentro disponible desde las diez de la mañana. —Es perfecto, yo la necesito a la una en casa de mi novio y solo quiero dos horas de clases. —Lo entiendo. —Dejaré toda mi información mañana, chef Adela. —Está bien, lo entiendo. —Gracias por todo, chef Adela, puede retirarse. Me quedo a solas con la mujer. —Es un trato, señorita Raven, ¿algo que necesite que le diga a sus padres mañana? —Sí, que las clases serán de once la mañana a cinco de la tarde, necesito ese tiempo. —Está bien, será un placer. Le agradezco a la mujer y salgo del edificio. Subo al auto de Cassie. —¿Qué pasó? ¿Lo hiciste? —Te dije que sería fácil, Cassie. —¡Esa es mi amiga! Vamos al spa para celebrar, hice una cita y nos esperan aún nos queda tiempo. —Está bien, vamos. Alessandro. Golpeó la pared hasta hacer un agujero, me siento desesperado. Bajo y miro a la sala, me encuentro con Hasél. Es la chica que vino de una prestigiosa agencia para ser la nueva ama de llaves, es castaña de ojos azules, alta y hermosa, pero la mansión se siente igual desde que ella se fue. —¿Necesita algo, señor Tamar? —No, no necesito nada. Mi celular suena. —Entonces volveré a la cocina, señor. Asiento y ella se va, contestó la llamada. —¡Hola, mi amor! —Hola, Raven. —Te llamo para pedirte permiso, ¿puedo cortar las puntas de mi cabello? Solo serán cinco centímetros, también lo plancharán. —¿Por qué me preguntas esto? —Porque soy tuya, mi amor. —Qué sean dos centímetros, y el planchado no quiero, me gusta lo natural y tu cabello ondulado. —¡Cómo tú digas, mi amor! Nos vemos mañana, tengo una sorpresa para ti. —Nos vemos. Cuelgo y me dejo caer sobre el sofá. Mi corazón late con fuerza. ¡Mierda, otra vez no! Cierro los ojos por algunos segundos, no siento nada por esa puta niña. Soy hombre y solo me hace falta porque quiero follármela y nada más, solo es eso. ◢◤◢◤◢◤◢◤◢◤◢◤◢◤ Hola, chicas. Gracias por el apoyo, esta novela aún no sé si la continuaré. Pido disculpas por eso, pero no tiene las vistas que han tenido mis otras novelas y por eso no la pude poner de paga. Me siguen más de dos mil personas y ya no tengo tanto apoyo como antes. Así que, si te gusta este libro, puedes agregarlo a la biblioteca y comentar. Eso me ayuda un montón, gracias por el apoyo, quizás lo termine y será gratis, ya que es el último libro que escribiré en esta plataforma. Gracias por el apoyo que me regalan, besos y abrazos.
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