Raven Braus.
Escucho ruido en la parte de abajo, veo la hora en mi celular. Son las tres de la mañana, sé que no son padres, debe ser el hombre que Alessandro envió para robar la evidencia. Mis padres tenían en una pequeña maleta cuatro millones de dólares, la escondí bajo mi cama para que el ladrón no lo robé.
Le pongo seguro a la puerta y espero, tengo un poco de miedo. Después de quince minutos escucho que el ladrón se va, le quito el seguro a la puerta y bajo por las escaleras, me dirijo a la oficina de mi padre.
Como lo pensé, los documentos no están y todo el lugar es un completo desastre. Se ve muy bien que es un robo real.
Subo a mi habitación y me acuesto a dormir, sé que mañana será difícil para mi tío, pero mi padre una vez dijo que por amor se da la vida, y que incluso la quitaría a quien quisiera dañar a mamá, porque ella es el amor de su vida. Eso es lo que yo hago con Alessandro, porque él es el amor de mi vida.
Al día siguiente.
Por la mañana.
—¡Hija, cariño! ¡¿Estás bien?! ¡Despierta!
—Mamá, ¿qué pasa?
—Raven, estaba tan preocupada por ti, la policía, tu tío y tu padre están abajo en su oficina. Alguien entró y forzó la caja fuerte de Jacob, pensé que te había pasado algo malo, se robaron algunos documentos importantes de Samuel.
—No te preocupes, estoy bien, mamá.
Ella me abraza y acaricia mi rostro.
Papá y mi tío Samuel entran a la habitación.
—¡Hija, estaba preocupado!
—Estoy bien, papá.
—Linda, esto no es tu culpa, si algo te hubiera pasado por mi imprudencia no me lo habría perdonado. Nunca debí dejar esos documentos aquí, podrían hacerte daño, ti me importas más que todo, lo sabes.
—Lo sé, tío, te lo agradezco.
—Iré a hablar con la policía —dice mi padre.
—Yo te acompaño, Jacob.
Mi tío y papá salen de la habitación.
—Iré a preparar el desayuno, cariño.
—Está bien, gracias, mamá.
En este momento me siento un poco culpable, pero todo mal sentimiento es olvidado cuando recuerdo lo de esta noche. Tendré mi primera vez con el hombre que amo, me siento tan feliz y nerviosa a la vez.
Voy a mi armario, voy a estrenar un hermoso vestido corto de seda, mi madre lo diseño para mí. Es pegado en la parte superior con un hermoso escote en forma corazón. No es necesario que use sostén, ya que el vestido tiene almohadillas para que no se marque el pecho. Tiene tirantes y un hermoso lazo en la espalda, usaré tacones blancos y el cabello suelto.
Alessandro.
—Alessandro, aquí tienes los documentos, uno de mis hombres los robo hoy a las tres de la madrugada.
—Déjalos sobre mi escritorio, dejaré el pago correspondiente en tu cuenta y tú le darás su parte al hombre que hizo el trabajo.
—¿Cuándo volverás a la empresa?
—Por algunos días trabajaré desde casa, hasta que todo se calme volveré, pero haré todo cuidadosamente, no dejaré que ese bastardo me lleve a la cárcel.
—Me iré, yo me haré cargo de todo, cualquier cosa me llamas, amigo.
—Está bien, nos vemos.
—Por cierto, ¿quieres ir a beber esta noche?
—No, no puedo, tengo un asunto esta noche.
—¿Se trata de una mujer?
Lo miro muy molesto.
—¡Está bien, no te enojes, Alessandro! Me iré.
—Cierra la puerta y te veré cuando te necesite.
Me siento tranquilo estando solo.
Alguien toca la puerta.
—Señor, Alessandro, ¿quiere que preparé la cena? Sé que es temprano, pero me dijo que debía irme temprano.
—Son las dos de la tarde, prepárame un café y después puedes irte, Susan, no es necesario que hagas la cena.
—Está bien, señor, prepararé su café y después me iré.
Minutos después Susan me trae mi café y se despide, sé que ella es una buena mujer, pero estoy acostumbrado a estar solo. Podré trabajar tranquilamente toda la tarde yo solo.
Por un momento había olvidado el trato con esa puta niña, pero tengo todo planeado, se que después de esta noche me dejará en paz y nunca volveremos a vernos.
Raven Braus.
Por la noche.
Son casi las siete y estoy a punto de llegar a la mansión de Alessandro. Mis padres no están en casa, llegarán hasta casi las doce de la noche.
—¡Amiga, estás hermosa! Si ese hombre no lo nota es porque está ciego, pareces una muñeca.
—Gracias, Cassie, espero que le guste.
—¡Llegamos! Llámame cuando quieras que venga por ti, Raven.
—Lo haré, gracias por traerme.
—¡Diviértete, hermosa!
Cassie se va y me adentro en el bosque, olvide mi lámpara, así que uso la del celular. Es tan difícil caminar con tacones en medio del bosque, siento que en cualquier momento me podría caer.
Llegué a la casa de Alessandro, me temblaban las piernas, se me aceleraba la respiración y sentía que me sudaban las palmas de las manos.
Subo los tres escalones hasta llegar a su puerta, tocó el timbre y espero. Después de algunos segundos lo veo aproximarse a la puerta.
Él me abre y me mira por algunos segundos de arriba abajo.
—Hola, Alessandro, ¿cómo estás?
—Vamos y terminemos con esto de una vez.
—¿No crees que me veo bonita?
—Sí, si como sea.
Él me toma de la mano y subimos a su habitación.
Cuando estamos ahí me siento aún más nerviosa.
Alessandro.
Cierro la puerta de la habitación y puedo notar que está temblorosa, sé que tiene miedo y aún no sabe todo lo que le haré, suplicara para que me detenga y me pedirá piedad, ya veremos quien termina con quien.