La primera experiencia

1053 Palabras
Alessandro. Cierro la puerta de la habitación y puedo notar que está temblorosa, sé que tiene miedo y aún no sabe todo lo que le haré, suplicara para que me detenga y me pedirá piedad, ya veremos quien termina con quien. Agarré su barbilla y la acerqué a mi cara, besando sus labios suavemente. Ella es torpe y me voy a divertir mucho con esta maldita niña. —Abre un poco más la boca —le pido. Ella obedece y la presioné encima de mí, podía escuchar su respiración pesada mientras empujaba con fuerza. Le mordí los labios exageradamente y la besé, mi lengua casi tocaba su campana, le agarré el culo con ambas manos y le di una palmada fuerte, ella se separó de mí y me miró sorprendida. —Alessandro, esto me duele —me dijo mientras se frotaba el culo. Ahora me doy cuenta de que el plan está funcionando. —Bueno, si no puedes con mis gustos, niña. —¡Sí, si puedo! Le di la vuelta, miré su cabello largo, lo envolví en mi mano y tiré de él con fuerza. La escuché quejarse, pero se quedó callada y luego la volví a azotar. Le acaricié el cuello y olía delicioso y su piel es aterciopelada. Levanté su vestido y se lo quité por completo, y ella presionó sus manos contra su pecho por un momento. Luego me hizo arrodillarme bajo su tanga mientras le besaba las piernas y quedó completamente desnuda frente a mis ojos. Tampoco puedo negar que ella es perfecta. Cerró los ojos y apretó los labios. Acaricio con la yema de mis dedos su vientre, bajando lentamente hasta su monte de venus. Su v****a rosada sin un solo bello me hace desear recorrer cada parte de su intimidad. Beso entre sus piernas y la escucho gemir. —Coloca tu pierna en mi hombro —le pido. Ella obedece, esto hace que tenga más acceso a su sexo. Meto mi lengua hasta sentir su clítoris hinchado, ella coloca sus manos sobre mi cabeza para no caerse. Después de algunos minutos sé que está a punto de venirse y apenas se puede mantener en pie. Me detengo y me pongo de pie, puedo notar como su abdomen se contrae, ella abre los ojos y me mira. Su pupila se encuentra dilatada y sus labios tiemblan. Me acerco una vez más y la beso de la misma forma que lo hice antes. Me quito el pantalón de pijama quedando completamente desnudo, ella abre los ojos como platos cuando me ve la polla. —Alessandro, ¿eso va a entrar en mí? —¿Quieres hacerlo, no? —Quiero, pero... Sin dejar que diga una sola palabra la empujo contra la cama. Busco en la cómoda al lado de mi cama un condón. Lo abro y estoy a punto de ponérmelo... —¡No lo hagas! Yo quiero que lo hagamos sin eso, es que mi mejor amiga me dijo que con preservativo no se siente lo mismo, no te preocupes, no puedo quedar embarazada por mi enfermedad. Lo pienso por algunos segundos, arrojó el condón al piso y me coloco sobre ella. La beso una vez más de forma exagerada, más tarde, coloco mi polla en su entrada. —¡Espera, Alessandro! Me hundo en ella sin piedad, lo que realmente me da placer es verla retorcerse de dolor. ¿Qué pensaría su padre? Ojalá ese bastardo que me jodió la vida, pudiera ver como me follo a su linda y dulce hija. Ella tiembla y llora. Empiezo a embestirla mientras ella llora, me pide que me detenga, pero no lo haré. La tomo del cuello y después le doy una bofetada, veo su labio partido que sangra. —Alessandro, me duele mucho. —¡¿No es lo que querías, puta niña?! No me detendré hasta acabar dentro de ti. Me acerco a sus labios y ella me besa mientras me muevo más rápido, ella ya no chilla, pero sus gemidos son de dolor. Me abraza y la suelto de mí rápidamente, la levanto y hago que se ponga en cuatro. Entro en ella por atrás y otra vez empieza a llorar. —¡Alessandro, no puedo soportarlo más! ¡Ya no quiero más! ¡Me duele mucho! No me importa, continuo hasta acabar sobre su espalda, creo que llevar tiempo sin coger me hizo acabar de esta forma. Veo por algunos segundos como toda mi leche se resbala por su culo y espalda, sus piernas aún tiemblan y ella aún llora desconsolada. Sé que después de esto me libraré de ella para siempre. —Ahí está el baño, ve y límpiate, o puedes tomar una ducha, después vístete y lárgate de mi casa. Me visto y salgo de mi habitación, voy a la cocina por un vaso de agua fría. Nunca había acabado de esa forma, pero solo es porque era un coño virgen, solo por eso. Después voy a mi oficina y hablo con un posible socio que necesita arena, más tarde voy a mi habitación y ella no se encuentra por ninguna parte. Se fue sin despedirse, sabía que esto iba a funcionar. Cambió las sabanas de mi cama y después me acuesto a dormir, la maldita habitación aún huele a ella. Una semana después. Han pasado cinco días y esa puta niña no volvió. Sonrió para mí mismo mientras me siento victorioso, siempre gano y me salgo con la mía. Escucho que el timbre suena, son las ocho de la noche. Quizás es Calum y quiere beber algo esta noche, estoy de tan buen humor que talvez acepte salir por unos tragos con él. Antes de abrir la veo a ella y estoy sorprendido, abro la puerta y ella corre a abrazarme. —Hola, Alessandro, ¿cómo estás? Lo siento, sé que no había venido desde que hicimos el amor la otra noche, pero me sentía muy mal y tuve que ir con la ginecóloga, ella dijo que tenía una lesión en la cavidad vaginal y no podría tener sexo al menos por una semana, decidí esperar hasta sentirme completamente bien Ella se acerca y me toma de la mano. —¡Vamos a tu habitación, mi amor! Estoy ansiosa por hacer el amor otra vez contigo. Maldita sea esta puta niña.
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