No me pude a negar a su petición, me había fascinado su manera tan dulce de pedirlo que ni siquiera le dije que sí pero el interpreto mi silencio con un sí. Salimos de su despacho y me tomo de la mano para que lo siguiera a donde el fuera. —Vamos tengo algo que mostrarte—me llevo directamente a una habitación, al abrir la puerta me llego un aroma familiar y por instinto me acerque un poco a Robert para oler el aroma de su ropa, era su dormitorio, el aroma de su colonia era inconfundible pero la pregunta era ¿Por qué estábamos en su dormitorio? De pronto comencé a ponerme nerviosa cuando entramos y la puerta se cerró haciendo un ruido rechinante que me puso la piel de gallina era como cuando entras en una casa del terror y todo esta oscuro y solo escuchas ese sonido antes de comenzar a gr