Robert salio de la habitación dejandome a merced de la joven que pretendía quitarme la ropa para ponerme semejante vestido, a pesar de la desconfianza y la ganas de salir corriendo tuve que aceptar mi cruel y espantosa tortura de convertirme en una princesa falsa, la ropa, el vestido y la joyas cambiaban mi físico pero no lo que yo era no olvidaba que todo esto era solo por mi padre. Al mirarme al espejo mi sorpresa fue mayor de la que yo esperaba, el reflejo realmente no era yo, ni si quiera se acercaba a mi yo luciendo de esa manera me daba terror , me había dado cuenta a que grado me había descuidado, el usar maquillaje en mi vida cotidiana estaba estrictamente prohibido para mi, además no tenia el tiempo como para preocuparme por mi aspecto físico. —¿Esta soy...yo?—pregunte atónita