Me acerque a la orilla de la cama y mire al piso de madera; la habitación era pequeña y al parecer muy antigua; con temor coloque mi pie derecho descalzo sobre la madera seguido de mi pie izquierdo, Apoyándome sobre ellos me levante con cuidado; mi cuerpo se sentía tan ligero, algo nuevo para mi.
Tenia puesto un vestido blanco que me llegaba a las rodillas, me acerque a la vela, la mire detenidamente, la flama era tan hipnotizante a mi nueva vista que sin pensarlo la toqué, su Ardor no me quemaba pero apenas podía sentir un pequeño calor en mi mano.
El sonido de pies corriendo por el pasillo me sofoco de nuevo, pero ya no con tanta intensidad sobre mis oídos, la puerta se abrió de golpe y divisé a Thomás; se quedo observándome con lágrimas en resbalando de sus pálidas mejillas; camino rá
