[Tristán] (Más tarde en la noche) Debo admitir que este día fue bastante abrumador y especial, por así decirlo. Hoy, hace unas horas, vi la diferencia entre un regalo y otro. Mientras el padre de Ximena nos ofrecía pagar por la boda de nuestros sueños, mi padre me daba las acciones de su empresa para supuestamente “proteger” a Luz en el futuro, si le hubiera regalado un osito o a lo mejor algo más significativo como un abrazo me hubiera gustado más. Salgo del cuarto de mi hija que se ha quedado profundamente dormida por tanto jugar con su abuelo y después de una buena ducha con agua tibia, y voy hacia la cocina donde Ximena lava los trastres. Tomo uno de los trapos de la cocina y comienzo a secarlos en silencio. ―¿Por qué tan serio guapo? ― me dice tierna. ―Sólo estoy pensativo ―