Capítulo 13.El plan

1371 Palabras
Sebastián se sentía extraño, entre decepcionado y enfadado, todo el mundo lo noto, todos excepto Mariana. Ella seguía sin prestarle atención, al menos no más de la necesaria, para ella seguía siendo solo su profesor y para desgracia de él, no podía dejar de sentir lo que sentía por ella. Sabía bien que no era amor, su forma de amar era tierna y dedicada, la última vez que se había sentido así había sido en la universidad y ya tenía muchos años de eso, pero no, no era amor. Era obsesión. A pesar de lo molesto que se sentía, en realidad, una parte de él, quizás la más depravada, la más oscura de su ser, estaba agradecido por la oportunidad porque a pesar de que Mariana aún no tenía ningún sentimiento de atracción hacia él, en realidad no importaba, no si podía acercarse lo suficiente a ella, solo necesitaba eso. Tenía una pequeña alternativa, una a la que nunca recurría, nunca hacía falta, pero sí lo había pensado varias veces, solo en caso de que alguien, una chica, lo suficientemente fuerte como para resistirse a él, le dijera que no. No era una táctica especialmente ética, pero de algún modo tenía que acercarse a ella. Solo necesitaba encontrar el momento y lugar adecuado, y por supuesto, estar presente cuando ocurriera. Quería embriagarla, incitarla a ir con él y hacerla suya en ese momento de debilidad, no le quedaba de otra si ella ni siquiera lo miraba como para ceder a sus encantos. Tener momentos fuera de aula de clases le daba esa oportunidad, de poder invitarla a un bar y beber con ella, darle la suficiente confianza para que ella tomara hasta perderse y entonces conseguiría lo que tanto deseaba. Con ese plan en mente, los siguientes días no fueron tan malos para él, sobre todo porque tenía algo más con que entretenerse, la señorita Olivia siempre estaba dispuesta a darle un momento de paz a la carne que se excitaba entre sus piernas, ella era como una fuente donde podía refrescarle del incesante calor. Lo hacían en su oficina o en el consultorio de ella, en el segundo piso del área administrativa, cuando tenían momentos libres. Sebastián gozaba taparle la boca para evitar que gimiera su nombre, no quería escuchar su nombre de esa forma, no si no venía de los labios de Mariana. Él nunca tenía suficiente, no cuando se trataba de poder tener a Mariana, al menos en su imaginación. Solo de esa forma podía soportar a una mujer tan insufrible como la señorita Olivia, aunque de todas las mujeres que habían pasado por su cama, ella era la más sensata en términos de conocimientos, más no de inteligencia. La señorita Olivia comenzó a hacerle otro tipo de insinuaciones, las del tipo que lo ponían nervioso y no porque fuese alguna fantasía que no pudiera cumplir, sino que la señorita Olivia quería pasar a otro nivel, uno que él no quería cruzar no solo porque no la quería, sino porque podía poner en riesgo su reputación y con ella su única oportunidad de tener a Mariana. Ella formalizar la relación. —¿Qué harás hoy?—la voz de la señorita Olivia hizo eco en el baño de la habitación de Sebastián. Él estaba terminando de arreglarse y ella estaba en el alta voz. —Tengo que hacerme cargo de algunos asuntos de mi padre— dijo omitiendo el asunto de la inversión, no quería que nadie lo supiera más alla de los que ya sabia quién era él—luego tengo un evento al que asistir. —¿Quieres que vaya contigo?—cuestiono Olivia, pero hubo un largo silencio mientras él observaba su imagen en el espejo del baño y terminaba de ajustarse la corbata—¿Sebastián? —No, no hace falta—dijo mientras se arreglaba el cabello, y miraba si había alguna arruga en su fino traje, ese día quería verse perfecto para Mariana y solo con un poco de suerte, invitarla a un bar esa noche—tengo trabajo y debo regresar a casa temprano. —Escuche decir al rector que tienes un trabajo en el poder judicial del estado ¿Es por eso que siempre estás tan ocupado?—la escucho decir y sus palabras solo hicieron a que Sebastián rodara los ojos, harto de tener que ser interrogado, por esa razón no tenía novia y menos esposa, las mujeres podían llegar a ser un poco imprudentes con tal de adentrarse en su vida privada. —Sí, tengo casos pendientes por revisar, es por eso que no suelo tener tiempo para salir—se justificó solo en caso de que quisiera armar planes para ellos. Sebastián sabía que le diría que no, pero lo que no quería el drama que vendría después de darle su respuesta. —¿Por qué trabajas tanto?— se quejó Olivia—¿No te gustaría tomarte un fin de semana para explorar la zona? Desde que te conozco no has hecho más que trabajar a pesar de que eres extranjero. ¿No te gustaría hacerlo conmigo? Sebastián negó con la cabeza agradeciendo que ella no podía verlo, luego tomo su teléfono y salió hacia su habitación. —No soy del tipo de extranjero que viaja por turismo, conozco bien la zona y no hay nada interesante que ver, al menos para mí, pero si tú quieres puedes hacerlo y cuando lo hagas no olvides decirme como te fue en tu viaje—expreso mientras salía con cierta prisa de la habitación para ir a la oficina donde había dejado algunos planos y documentos que debia entregar en la construcción. —No voy a ir a ningún lado sola, quiero ir contigo, pero parece que estás demasiado ocupado para hacer algo que no sea trabajar—replico Olivia —Disculpa, es solo que mi vida es así, siempre en movimiento, pero por favor, si tanto deseas ir, no te detengas por mí. Olivia resopló, exasperada por la propuesta de Sebastián y escucharla fue como música para sus oídos, si algo disfrutaba de ella, era hacerla enfadar, porque en realidad sus sentimientos no le importaba en lo mas minimo. —Mencionaste un evento ¿De qué trata?—insistió en saber y Sebastián soltó un ligero bufido por la nariz. Estaba comenzando a arrepentirse de acostarse con ella, pero era eso o terminar en la insufribles garras de Camila y ella era peor. —Una de mis alumnas me pidió ser...—se quedo pensando en la palabra que Mariana había mencionado—¿Padrino? En realidad no sé que significa. —Oh ya veo, es por la inauguración de los equipos deportivos. ¿Qué deporte es?—preguntó la señorita Olivia con un tono de voz más alegre. Sebastián enseguida noto su cambio drástico de humor y se dio cuenta del error qué acababa de cometer. Ella iba a buscarlo en el evento, tenía que hacer algo, así que se aclaro la garganta y fingió demencia. —En realidad no pregunte, veré a Mariana más tarde—menciono como excusa. —¿Mariana? ¿Mariana Aguilar?—su tono cambio de la alegría a la sorpresa, pero no una sorpresa buena. —Si—arrasteo la palabra como si en realidad tuviera más de dos letras—¿Hay algún problema? —Bueno, es que conozco bien a Mariana, ella no te menciono en la última sesión—declaró, pero a Sebastián no le sorprendió en lo absoluto, aunque justo en ese momento recordó qué ella sabía muchas más cosas de Mariana qué tal vez había omitido la última vez que alguno de los dos la había mencionado. —¿Por qué debería mencionarme?—expresó Sebastián quedándose quieto en medio de la oficina, esperando la respuesta de Olivia. —Si, creo que tienes razón—respondió Olivia descartando cualquier duda que tuviera sobre ella. Enronces tomo las cosas que necesitaba y salió de ahí para ir al estacionamiento. —Tengo que manejar, te llamo más tarde ¿Está bien?—propuso, pero Olivia ya maquina a un plan para encontrarse casualmente con Sebastián. —Por supuesto, no te preocupes—intentó persuadirlo—nos vemos.
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