En la mansión, sentada en el balcón, Katrina mantiene la vista fija en la entrada principal. Tanto Rubí como Paula han llamado a Ragnar cientos de veces, pero su celular está completamente apagado. Incluso mandaron a Julián al edificio a buscarlo y no lo encontró, pero el portero le dijo que él salió con Mary más temprano y que no ha vuelto desde entonces. —Me iré a dormir —dice Katrina con la voz ronca, levantándose del sillón donde lleva horas sentada—. Creo que él ya no va a venir. —Esto tiene una explicación, Katrina —dice Rubí—. Conozco a mi hermano, sé que él no tiene ninguna relación con esa mujer. —Eso ya no importa, Rubí —Katrina cierra sus ventanas y acomoda su cortina antes de irse a la cama—. Tu mamá tiene razón, es mejor no afligirse por algo que no puedo cambiar. Katrin