Capítulo 3: Aunque Duela

1064 Palabras
[YAZID] La he tratado de evitar lo que más he podido, he hecho de todo para no cruzar ni siquiera una mirada con ella en estos últimos seis meses, pero el encuentro en el elevador esta mañana fue inevitable, y mucho más inevitable ha sido la manera en la que me ha inquietado —Guapo, ¿Qué te sucede? — Me pregunta Julieta mientras conduzco hasta su casa para dejarla allí.  La miro un instante y le regalo mi mejor actuada sonrisa —Nada cariño, solo estaba pensando en el próximo concierto.— Invento ya que mi agenda pareciera llenarse cada día más. No puedo decirle lo que en realidad me sucede. No puedo admitir que me duele fingir que he superado a Maia. Mucho menos puedo decirle que la sigo amando como un loco, pero que ella y yo no podemos estar juntos. —Te ira de maravilla, ya verás. Aunque me duela tenerte lejos, sé que amas lo que haces. — Comenta y me asusta mucho que me ame como lo hace. Apenas llevamos poco menos de dos meses de novios.  Recuerdo perfectamente aquella noche que nos reencontramos cuando vine de regreso de la gira de Latinoamérica, y le pedí que fuera mi novia con la esperanza que me hiciera olvidarla a ella... Todavía no entiendo como tuve el valor de hacerlo. —Gracias, a mi también me duele tener que estar lejos de ti. — Le miento. Estoy ansioso de volver a irme y así no tener que ver a Maia por un tiempo, quizás así consiga olvidarme de ella y renunciar completamente a su amor uno del que me di cuenta un poco tarde, y cuando lo descubrí supe que no podía ser. Estaciono el auto frente al edificio donde vive Julieta, y me despido de ella con un beso de esos que son tan solo por el placer físico, pero no por amor. —Te veo mañana. — Me deja saber y baja del auto. —Hasta mañana. — Replico un poco más alto e intento fingir entusiasmo.   Emprendo camino a casa nuevamente, y no puedo parar de pensar en ella. Se veía tan preciosa... Ese sujetador deportivo me recordó a todas aquellas veces que le quite su ropa cuando llegábamos de hacer ejercicio juntos   —¡Ya basta Yazid! ¡No debes pensar más en ella! — Me grito a mí mismo. [...] Estoy sentado en el sofá de mi piso mirando a la nada y torturándome como un idiota con lo que no debo pensar. No puedo seguir así, me enfermare. Por eso me hace tanta falta volver a la gira, es la única forma de no estar así, y lo que me hace sobrevivir a todo esto.  Me pongo de pie, voy a mi cuarto, busco mi ropa de hacer deportes y me cambio. Bajo hacia la playa, y antes de llegar me camuflo con mi gorra y lentes de sol. Voy caminando hacia la orilla, y al llegar comienzo a trotar sin rumbo alguno. Solo escucho la música en mis cascos y observo la poca gente que hay aquí.  De pronto en mi camino, la veo a ella y tengo que mirar dos veces para asegurarme de que mi mente no me esté jugando una mala pasada... «Sí, es ella, pero ¿Quiénes son ellos? » Me pregunto por dentro.  El hombre que esta con ella ríe mientras que el niño y ella construyen una especie de castillo en la arena. «No... no puede estar con él.»  Joder... ¿para qué rayos la aleje de mi si va a estar con otro?  Lo peor de todo, es que no puedo acercarme a ella y preguntarle... hace seis meses que evito hablarle hasta que lo hicimos hace algunas horas. Sigo mi camino intentando no darle más vueltas al asunto y mientras sigo trotando, decido llamar a Felipe por el bluetooth de mi móvil.  —Yazid, amigo ¿Cómo te encuentras?— Pregunta apenas responde la llamada. —Bien, trotando por la playa, ¿tú dónde estás? — Pregunto sin rodeos. —Esperando por el doctor. — Me responde y no era la respuesta que esperaba. —Vale, tengo una pregunta para ti.... ¿has hablado con Maia?—  —No, no me he atrevido...— Contesta. —¡¿Es broma?! ¡j***r Felipe, que me has torturado día y noche con ella! ¡¿y ahora no te atreves ha hablarle?!— Le reclamo.  —No es tan fácil. — Me dice cabizbajo. —Es fácil, solo le tienes que decir que la amas. Si no lo haces, alguien más lo hará por ti y ahí sí que la perderás. — Le digo firme. —¿Acaso la has visto con alguien?— Indaga.  Respiro profundo —No sé si sea alguien con el que está iniciando algo o no, pero esta con un hombre en la playa, o le hablas tú, o le hablo yo por ti. — Le advierto. —Pero, Yazid... si tú y ella se han peleado horrible y ni siquiera se hablan, ¿Cómo vas a hablarle de lo mío? —  —No me importa. Por ti estoy dispuesto a tocar su puerta y olvidarme lo que me hizo. — Para mentir hay que acordarse bien de la mentira, y eso es lo que me ha tocado hacer a mi... —Esta noche iré a hablar con ella. — Dice finalmente. —Eso espero. Si no lo haces, de verdad que lo hare yo por ti. — Le repito.  —¡Que si! Debo dejarte, me toca entrar al consultorio. — Me dice y sé muy bien a lo que va. —Cuídate. —  —Gracias.— Agradezco tanto al cielo que mi mejor amigo, casi mi hermano nunca se haya enterado de lo que tuve con Maia... Pensar que comencé con ella por una simple confusión de hombre que no sabe lo que quiere, y termine enamorado como nunca... pero, no puedo estar enamorado de la mujer que mi mejor amigo ama, y mucho menos cuando a él le queda poco tiempo de vida y su único deseo es poder decirle lo que siente por ella y que se le cumpla el sueño de enamorarla. Para que él pueda hacer eso, ella me tiene que odiar asi a mí me rompa el corazón saberla lejos y ajena a mi.  
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