SEGUNDA PARTE DE I MISS YOU- Capítulo 4

1307 Palabras
Las personas desaparecen constantemente, te dejan sin avisar. Algunas todavía tienen la decencia de decir adiós, otras dejan un mensaje en buzón de voz o envían una carta, claro está que pocos usan el correo tradicional. Y otros, solo te llaman y te dicen que te dejan. Sin saberlo, estamos hablando de personas que desaparecen de tu vida, para siempre. Becky, desapareció así sin más. No pude abrazarla, ni decirle lo mucho que la amaba.   Aileen, es una chica que me recuerda a ella, tiene un poco de su rebeldía y astucia de su madre.  Sé que le fue difícil, poder crecer sin Becky. Para todos los fue. Más lo fue para Randy, era el amor de su vida.   —¿En qué piensas? —Fredy está cocinando, mientras tomo mi café en la cocina. Le toca hacer el desayuno, de acuerdo a los turnos que tenemos. —En lo feliz que hubiera estado Becky. Ver en lo que se han convertido sus hijos. —Lo sé, la extraño, igual. Amor. —se acerca a mí, y me besa la coronilla. —Pero las cosas suceden por algo. —Lo sé. Suspiro y trato de guardarme toda la tristeza que intenta salir de mí.   Megan se ha despertado, hoy tengo que ir a buscar a Aileen a la secundaria para ir por su vestido de graduación. Pasado mañana estaría saliendo de la secundaria y entrado a la preparatoria, ya era toda una señorita. Estoy fuera de su escuela, esperando con Megan atrás de la camioneta. —Hola, preciosa. —Aileen entra y se sienta en el copiloto. —Hola, tía. —¿Lista? Debemos ir a recoger tu vestido. Hace una mueca. —¿Está bien no ir al baile de graduación? Le sonrío. —Cariño, esto no pasa todos los días. Vas a recordarlo, tu mamá y yo, nos emocionaba ir cada vez que usábamos vestidos. —sé que es una mentira, pero no le dañará si la aliento a ir a un baile. —Verás a tus amigos y bailaras con ellos. Se fanfurriña. —No tengo amigos, —cruza sus brazos. —Todos mienten, y me acusan con la maestra de que los pateo. —No está bien patear a los niños, ya te lo he dicho. Una niña no hace eso. —Lo sé, tía Emma. Pero, los niños son tan odiosos. Me dicen cosas feas. —¿Cómo qué? Se calla. —¿Aileen? —no quiere decirme, es obvio que algo me oculta. —Nena, puedes hablar. Pasan varios segundos, hasta que decide hacerlo. —Ellos dicen que soy huérfana. Que mamá está muerta, y se ríen. Una lágrima salta del ojo derecho y la limpia tan rápido como sale. Se ve enojada. Mi corazón se estruja. ¿Qué quieres que haga, Becky? Pienso antes de decir las palabras. —Aileen, —hago que me mire. —Sé que tu mamá no está como quisieras que estuviera, pero ella está aquí —llevo mi mano a su pecho. —siempre estará allí, cuando las busques. Ella te responderá. Sé que la extrañas. Incluida yo. Era mi mejor amiga. —trato de sonreír, —nos duele a todos. Pero no debes hacer caso a esos niños. Solo ignóralos, es la mejor arma para derrotar a tu enemigo y créeme, que eso le dolerá más. Me mira por unos segundos. Alza su barbilla y sonríe. —Vamos por ese vestido, tía. Arranco la camioneta, y nos vamos a ese viaje de compras. Una niña y una mujer con un bebé en la parte trasera.   Después de entrar a varias tiendas, elegimos el que creemos va con ella. Con ello, me doy cuenta que Aileen será una chica algo difícil con la moda, es muy supersticiosa y ve el mayor defecto en todo. Eso me prepara para cuando me toque hacer las compras con Megan. La llevo a casa, y le pido a la Nana que prepare la comida, Randy no tarda en llegar de su trabajo, así que estaría bien comer todos juntos. Walter está durmiendo, Randy se sienta en la mesa cuando ve la mesa puesta. —¿Han escogido el vestido? —Randy está curioso. —Aileen, tiene buen gusto para ello. —Gracias por ayudarla —me mira. —No sé que hubiera hecho sin ti. —me da una sonrisa amable. —No hay de qué. —Tía ¿Podré usar zapatillas con el vestido? —Aileen está mirando directamente a mí por una respuesta. Eso me saca un poco de mis pensamientos, —Creí que no iba las zapatillas contigo. Siempre te he visto usar botas. Se encoge de hombros. —A veces hay que hacer cambios, creo que es hora de que pueda usarlas. Necesito que todos pasado mañana se queden boquiabiertos. Vi una determinación en sus ojos, que me dio una espinita en el pecho. En un santiamén cambió de pensamientos. Hace un rato en la camioneta no quería ir al baile, y ahora quería llevar hasta zapatillas. ¿Puede una niña, crecer tan rápido? Le sonreí. Pero realmente creo que, desde ese momento, su forma de ver a las demás personas que la lastimaban, sus compañeros de clase. Ella los podía destruir con algo tan vanidoso, ella se haría ver por encima de los demás. Y eso le traería muchas preguntas, por no decir problemas. Asentí. —Buscaremos unas zapatillas, nena. Sonrío. Y se metió un bocado a la boca.     El vestido que Aileen llevaba puesto, era uno color lila de tul y encaje, con un escote en forma de corazón en corsé. Era tan chic con sus zapatillas de tacón bajo, color blanco. El peinado era un medio recogido con unas horquillas en forma de flor. Se veía tan linda, que no podía esperar ver la cara de sus compañeros. Randy la llevó en su camioneta, y los acompañé con la pequeña Megan. La secundaria estaba llena de estudiantes vestidos con esmoquin, corbatas y muchos vestidos. —Estoy nerviosa. —Susurró. —Lo sé, pero debes ser fuerte. Levantar esa mirada y mirarlos a todos a los ojos, no debes sentirte tímida. Toma el volante ahora mismo y conduce tu camino. —Alenté. Alza su barbilla, y me sonríe. —Tienes razón, Tía Emma. —Abrió la puerta. —Es hora de que conozcan a la nueva Aileen, es hora de que tome mi lugar en ese trono. —Una sonrisa se extendió por sus labios. Su determinación me gustó. Se despidió de nosotros y se adentró al edificio. Cuando ella iba caminando, varias miradas se posaron en ella. Al principio se encorvó, pero poco a poco sus hombros iban poniéndose rectos y levantando su barbilla para mirarlo a todos a los ojos. Esa era la nueva Aileen. Una guerrera, y una mujer fuerte. Sonreí. Becky, había hecho un buen con ella. —Mi niña ha crecido, —una lágrima salió por su ojo izquierdo. —No puedo creer que esté yendo a su baile de graduación de secundaria. Ha crecido demasiado rápido. —Haz hecho un buen trabajo como padre. —Tomo su mano y la aprieto. —Becky estaría orgullosa de ti. —Becky amaría ver esto, a su hija como toda una señorita. Mi pequeña guerrera ha encontrado su camino. Lo hizo. Aileen, había estado perdida por un tiempo, pero lo había encontrado. Su determinación como mujer, era tan grande como lo era su orgullo. Se que esto es el principio de algo bueno para ella. Lo único que me preocupa, es que aislé a todas las personas que quieran protegerla y quererla, solo por tener miedo de ser herida. Es el único miedo que tengo, y le pido a Becky en silencio, que la guie por el buen camino. Que le de fuerzas para seguir luchando por lo que quiere.  
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