KAYLER —Estoy bien, ya te lo he dicho muchas veces —le digo a mi padre que me va preguntando como más de cien veces en el camino. Habíamos salido de Lewiston hace algunas horas ya. Mañana sería la boda de Mike por la tarde. Me sentía demasiado ansioso y un poco nervioso. —Solo quiero asegurarme de que no te duele algo o qué —reniega. Mike iba en el coche de adelante y los demás chicos de la manada venían detrás de nosotros. Yo manejaba aún con lo que me pasó ayer, no me gustaba que me trataran como inválido. —Estamos a punto de llegar a la casa —me dice y me tensé. Habíamos llegado a la ciudad y se veía todo diferente. Aquí había vivido Carolina por mucho tiempo, lo sentía parte de ella. Seguro ella había recorrido esas mismas calles y había entrado a esas mismas tiendas. Aprieto l