La luz primitiva y parpadeante de los focos navideños se cierne sobre la cama donde ambos yacen enredados. Ninguno de los dos parece necesitar un descanso. Sus cuerpos demandan más el uno del otro. Cuando la pasión finalmente merma, luego de algunas horas, Luzio aprovecha la oportunidad para abrazarla, igual que anoche en su departamento. Milena se ve confusa, pero le ofrece una pequeña media sonrisa, y él se la devuelve. Enseguida, se da la vuelta hasta el borde de la cama y se levanta para ir a la ducha. Luzio la sigue. Después de ese caliente baño juntos, el hambre llega. Van a la cocina y deciden hacer algo rápido, pero suculento, mientras charlan de muchas cosas, igual que la Nochebuena que se conocieron. Luzio nota que le gusta estar con Milena, sin importar lo que estén haciendo.