Sofía observa a Milena con el ceño fruncido. Da vueltas y vueltas a la taza que tiene en la mano, escuchando sus quejas atentamente antes de hablar. —¿Así que te arrepentiste de la niñería que hiciste al huir de él sin siquiera despedirte, volviste y viste a Luzio abrazado a una mujer en la recepción del edificio y por eso estás molesta? Milena suspira y se limpia la cara al escuchar a su amiga. —Sé que lo que hice estuvo mal, pero estaba aterrada y tú más que nadie lo sabes. Estaba confundida, tenía mucho miedo de lo que estaba sintiendo. —¿Y ahora ya no lo sientes? Milena no responde, Sofía entiende muy bien las razones. —Mira, amiga. No sé quién sea esa mujer ni el motivo por lo que estaba abrazada al padre de tu hijo, pero supongo que debe haber una explicación. Sin embargo, lo