—Tengo que irme ahora, pero no dudes en llamarme si ella se siente mal o si vuelve a desmayarse —dice Aurora a su hermano al salir del sanitario. Luzio nota un cambio en su semblante, está seria y pálida—. Cuando despierte, dale mi número, así coordino con ella los exámenes que debe hacerse. —Gracias, hermana. Me asusté mucho cuando la vi tirada en el suelo, disculpa si te saqué de tu horario de trabajo, pero no sabía qué más hacer. —Está bien, Luzio. —Aurora se acerca y lo abraza—. Para eso estamos los hermanos, para ayudarnos. Estoy contenta de que hayas confiado en mí y me hayas llamado. Procura cuidar muy bien de ella, estará muy vulnerable y necesitará atenciones especiales. Aurora se muere de ganas de preguntar acerca de la prueba de embarazo que vio en el baño, pero sabe que no