Aquellos de ustedes que nunca han tenido cálculos renales, cuéntenlo entre sus bendiciones. Aquellos de ustedes que sí los han tenido instantáneamente sentirán empatía. Son como tener un pica hielo clavado en tu espalda y cada tanto, sólo por divertirse, el sádico que sostiene el pica hielo lo gira un poco. He escuchado que es el peor dolor que puede sufrir un hombre, comparable al trabajo de parto en una mujer. Pero no es exactamente comparable al trabajo de parto, porque los cálculos aparecen a intervalos azarosos y ni siquiera hiciste nada placentero hace nueve meses para que llegaran. El lado derecho de mi cuerpo estaba adolorido y yo estaba febril, pero decidí no demostrarlo. No podía mostrar debilidad. No a Lois. No hoy. Ella definió el tono del encuentro con su afirmación inicial.