Terran no apartaba la vista de Sila, quien se encontraba saludando a algunos nobles. De repente escuchó una voz familiar que le llamaba. — Terran. El dio media vuelta, al ver quien lo llamaba hizo una reverencia. — Su majestad. Isaac se le quedó mirando y le dijo. — Lo hiciste muy bien durante la guerra. — Me alegra haber podido cumplir sus expectativas su majestad. Isaac miró a Sila, ella estaba impasible, como siempre. — ¿De verdad amas a mi hija? — Con todo mi ser, ella para mi lo es todo. — Mas te vale que así sea, por que no me contendre si llegas a lastimarla. — Yo jamás haría algo así, solo quiero cuidarla y protegerla. — Mis hijas son mi tesoro, yo daría todo por ellas. — Yo lo dejé todo por ella y volvería hacerlo, porque sé que es alguien que vale la pena. Isaac pus

