Adara salió del palacio, se quedó mirando a la distancia, como si pudiera ver la frontera, la pelea que ahí se estaba llevando a cabo. — ¿A dónde debería ir primero? Marina la escuchó y dijo. — Deberías ir con papá. — Papá debe apañárselas solito, no necesita mi ayuda. — Y nuestros enemigos lo saben, por eso deben de haberse concentrado con dónde está papá. — Supongo que tienes razón. Adara se elevó a los cielos y se dirigió a donde se encontraba su padre, a la batalla. Adara solo tardó una hora en llegar a la frontera, desde la distancia ella podía oír los gritos de la batalla, el coche de espadas y las explosiones provocadas por la magia impactando la barrera de viento que su padre había levantado para proteger a su ejército. Ella cayó del cielo, en medio de sus enemigos, creand

