Esa noche Liam tampoco volvió a la habitación, ni la siguiente.
Los rumores de que él rey despreciaba a su esposa no tardaron en escucharse por el palacio. Rumores que no tardaron en llegar a oídos de Adara.
Hazel al ver la expresión de tristeza que había puesto Adara, le dijo.
— No haga caso a los rumores princesa.
— Pero lo que dicen es verdad, mi esposo me ignora como uno de los tesoros de su cámara, el cual ha perdido valor.
— Eso no es cierto princesa.
Adara no quería ser la primera en buscarlo, ya que no creía haber hecho nada por lo cual disculparse.
Esa noche, Liam entró en la habitación pero fue directamente hacia la cama, sin decir una palabra, como si ella no estuviera ahí, ignorándola por completo sin siquiera verla una sola vez, al parecer aún seguía molesto con ella.
