Cuando Adara despertó, se encontró con dos hermosos ojos rojos que la veían fijamente. Ella se sintió avergonzada, él se había quedado observándola mientras dormía. Adara intentó levantarse pero Liam se lo impidió, atrapándola entre sus brazos. — ¿A dónde vas? — Tengo trabajo pendiente. — No tienes que hacerlo, mi madre se encargará de todo, tú solo debes quedarte a mi lado. — ¿No crees que pueda hacerlo bien? — No es eso. — ¿Entonces qué es? — Solo quiero que te quedes a mi lado, nada más. — Liam, no puedo estar todo el día a tu lado y ya te dije, no dejare que tu madre haga todo, soy tu esposa, es justo que lo haga yo. Liam parecía reacio a dejar que Adara continuará realizando su trabajo, parecía reacio a soltarla. — ¿Acaso piensas tenerme encerrada en esta habitación otra

