CAÍDA CINCUENTA Y SIETE Héctor la llevó de regreso a la cama. Ella se quejó pero se acostó de todas formas. Su teléfono sonó y él salió del cuarto para dejarla descansar. “Hola George”. “Hola”. “¿Cómo te quedó el chaleco?” “Oh, perfecto, tú sabes, ¡deberías considerar hacer esto para ganarte la vida!” Héctor se rió. “Correcto, lo pensaré. ¿Qué pasa?” “Te conseguí una invitación para la fiesta de esta noche. Es en el sitio de las Chicas Posters. Cómo eres nuevo y quieres establecer conexiones y todo eso, no deberías perderte esta”. “¿George, me estás invitando a salir?” Bromeó Héctor. “Dioses no. Mi novia me mataría. Estoy a cargo de la seguridad y generalmente conseguimos un par de invitaciones para dárselas con discreción a los amigos. Pensé que podrías usar el tiempo cara a cara